El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha escrito para El Mundo un artículo de opinión sobre la tauromaquia acerca del libro de Eneko Andueza “Los toros desde la izquierda”.
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“En Castilla-La Mancha la tauromaquia es cultura, es tradición, es participación, es conservación, es ecosistema, es economía y, por supuesto, es pasión”, comienza escribiendo el presidente de la región, haciendo alusión a que “de igual manera que no entendemos que se pueda ignorar lo que significa el vino, el viñedo para nuestra región desde únicamente a perspectiva de la lucha contra el alcoholismo, es difícil aceptar que un solo vector en el amplio espectro de la evolución social sea determinante para juzgar la Fiesta de los Toros”.
Page añade que “existe una cierta tendencia a identificar la defensa de la tauromaquía como un posicionamiento conservador, de derechas, y a creer que denostar la Fiesta de los Toros responde una actitud progresista, en alianza natural con los posicionamientos animalistas, de amplio eco informativo y gran activismo en redes Pero basta rascar un poco en la Historia de España para ver que la tradición dicta lo contrario”.
Respecto al debate que hay hoy en día respecto a este tema el presidente de CLM explica que “nadie se llame a engaño. Oponerse a la fiesta de los toros , no solo a las corridas, sino también a los encierros, a la suelta de vaquilla, al toro de la cuerda, no es novedad en nuestro tiempo”.
Ha añadido que “en estos momentos de emergencia, de necesidad de recuperar las virtudes de esa España rural que hoy añoramos, emerge la crianza del toro bravo, que precisa de grandes espacios naturales, de inmensas dehesas, como uno de los mejores aliados del medio ambiente, de la protección de numerosos espacios silvestres, y así es reconocido por numerosos ecologistas que, aún no siendo partidarios de los festejos, entienden como un privilegio el modo en que España preserva enormes espacios naturales para esta actividad ganadera”.
“Aunque yo fuera un hombre criado en el medio urbano, alejado de todo acontecimiento acerca del campo, de la tradición, del toro bravo. Aunque fuera yo un presidente al que se niega la memoria de aquellos olores, de aquellos colores, de aquel libro en los ojos cuando llegaba la fiesta y el encierro, seguiría defendiendo la necesidad de contemplar y difundir la tauromaquia como objeto de primordial interés cultural, económico y social”, concluye.