Hablar de Talavera de la Reina es hablar de su cerámica, de una de las tradiciones más bonitas y especiales que han perdurado hasta la actualidad y que muestra su marca de identidad.
Piezas únicas y echas a mano, patrones imposibles que dejan ver el talento y la belleza que reside en la localidad, y que se podría remontar hasta la época de los romanos con Caesaróbriga.
A todo el mundo se le llena la boca de orgullo al mencionar nuestra cerámica, un icono alrededor del mundo que lleva más de cinco siglos cultivándose con esmero. Pero, ¿cómo era hace 40 años todo esto?
La hemeroteca de La Voz del Tajo vuelve a buscar entre sus ejemplares para echar un vistazo a los distintos premios y distinciones que la loza y la azulejería talaverana ha ido recibiendo a lo largo de todos estos años. No es un hecho aislado, mirando a lo más reciente y teniendo en cuenta el certificado de la Unesco por el proceso de fabricación de la cerámica de Talavera de la Reina como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La artesanía talaverana lleva décadas quedándose con los primeros puestos, llevándose a casa trofeos a nivel nacional e internacional. Solo es necesario echar un vistazo a las páginas de los periódicos, viendo cómo en 1981 ganaron el ''Trofeo Internacional de la Calidad'', un premio que se recogió en Estados Unidos. Además de tener en cuenta la gran popularidad de esta cerámica, esto trajo consigo muchas exposiciones alrededor del mundo, poniendo a Chile como ejemplo de uno de estos escenarios.
Mismo mes y mismo año, así de fulminante era, y es, el talento de la Ciudad de la Cerámica, llenando las portadas con imágenes del trabajo que no solo llena de orgullo a la ciudad, sino al país entero.
Los tiempos han cambiado mucho en 40 años, dejando un panorama casi irreconocible para muchos, pero la tradición es lo que se mantiene. Sobre todo en Navidad, una época para regalar y compartir, una época en la que más que nunca se regala cerámica.
A pesar de estar en medio de una era tecnológica, Talavera de la Reina sabe lo que hacer para mantener su esencia y su trabajo duro, enseñando a las nuevas generaciones a cuidarlo y repetirlo para que no se pierda.