El aumento del precio de la luz, el encarecimiento del transporte y el de las materias primas son problemas que se están trasladando poco a poco al precio de los alimentos. Muchos fabricantes y marcas reconocen que están aumentando los precios de sus productos para proteger el negocio, porque no pueden seguir asumiendo el alza de los costes y recortando sus márgenes.
Algunas empresas como Campofrío admiten que lo están estudiando y asumen que es "algo que hay que afrontar si la cosa sigue así", según su consejero delegado, Javier Dueñas. La semana pasada fue el CEO de Heinz el que admitía que el grupo ya había subido los precios de sus productos para poder afrontar este triple aumento de costes.
"Esta inflación ya está aflorando y será igual o incluso peor", según dijo ayer el presidente de la asociación de empresas y fabricantes del sector del gran consumo(Aecoc), Ignacio González, durante la celebración del congreso anual de esta patronal que representa a más de 30.000 empresas. "Cuando las compañías tienen subidas de costes lo intentan absorber para que no tenga un impacto en el consumidor, pero estamos condenados a tener inflación", dijo el empresario.
Esta inminente subida de precios centró ayer gran parte del debate durante la primera jornada de este congreso donde se dan cita los empresarios del sector. Suele ser, no obstante, un tema tabú para las empresas, que son conscientes de que el consumidor es muy sensible a los aumentos de precio.
"La inflación es una realidad que tenemos delante. Están pasando muchas cosas y esto ha obligado a revisar el portfolio de productos", confesó el directivo de Campofrío. Otro grupo que reconoce que ha subido sus precios "en algunos productos" es Angulas Aguinaga (empresa matriz de marcas como La Gula del Norte o Krissia).
"Tenemos que ser capaces de proteger la estructura financiera, que es lo que mueve todo lo que hacemos, para poder seguir. No sólo es un tema de precios, sino de modelo de negocio", opina su consejero delegado, Ignacio Muñoz. Frit Ravich, marca de patatas, snacks y frutos secos, también admitió ayer que ha hecho lo propio.
La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) también ha alertado el jueves de la gravedad de la situación, que "supone una seria amenaza para las empresas y el empleo del sector" y "pone en riesgo la supervivencia de muchas empresas de alimentación y bebidas.
"La coyuntura económica compromete la competitividad de empresas y empleos en un momento en el que como primer sector industrial del país queremos liderar la recuperación de la crisis", asegura Mauricio García de Quevedo, director general de Fiab.
El otro gran problema que enfrentan estas empresas es la tensión en la cadena de suministro, provocada por una demanda superior a la oferta y los problemas en el transporte desde China. En este punto muchas compañías han revisado su política de reaprovisionamiento de materias primas, de manera que las encargan con más antelación y en mayores cantidades, para evitar desabastecimiento.
En el caso de Campofrío, por ejemplo, reconocen que están teniendo problemas para encontrar algunos materiales en el mercado local y por eso están aumentando el stock o incluso homologando materiales alternativos.
Estos problemas "generan muchas incertidumbres" y "complican extraordinariamente la situación" derivada de la pandemia, en un momento en el que, además, "debería aflorar parte del ahorro que los hogares han contenido y que es fundamental como solución a corto plazo", segúnIgnacio González.
Recuerda que el coste de las materiales primas en el mercado global ha crecido un 22% y el del transporte marítimo, un 328%, aunque el problema "ya no es el precio, sino la disponibilidad". "Esta coyuntura es un desafío enorme para un sector competitivo que tiene poco margen. Hay una solución en el corto plazo, que es que aflore el ahorro, pero para eso hay que generar confianza".