El monasterio del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen del Carmen ubicado en la localidad toledana de Navahermosa celebra, el próximo 3 de agosto, su 50 aniversario. Con este motivo el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Francisco Cerro Chaves ha publicado una carta pastoral que lleva como título “50 años de la presencia de las Madres Carmelitas de Navahermosa”. Igualmente, durante los pasados 12 al 15 de octubre, esta comunidad religiosa de vida contemplativa, formada por 11 monjas, comenzaba a celebrar este aniversario con un triduo de preparación ante la fiesta de Santa Teresa de Jesús. La última de las celebraciones, el día 15 de octubre, fue presidida por el Arzobispo de Toledo.
La carta pastoral se divide en tres apartados, a través de los cuales, Mons. Francisco Cerro Chaves presenta esta comunidad de vida contemplativa que fundara la Madre Mª Teresa del Niño Jesús, OCD, en el año 1972.
En la introducción de su escrito pastoral recuerda que fueron ocho monjas carmelitas descalzas las que fundaron este carmelo en la localidad situada en la comarca de los Montes de Toledo. “El Carmelo de Navahermosa es una gracia de vida contemplativa, no sólo para el pueblo, sino para la Archidiócesis y para toda la Iglesia universal” afirma el Primado.
El Sr. Arzobispo de Toledo expone tres claves para abordar esta efeméride. La primera de ellas es indicar que las carmelitas descalzas son “contemplativas al estilo de santa Teresa de Jesús”.
Don Francisco recuerda que los santos “son personas vivas, que viven hoy, que viven en el cielo y las imágenes nos remiten a ellos”; seguidamente recuerda que “santa Teresa nos habla de la búsqueda de Dios, como tarea primordial del hombre”. Igualmente, Mons. Francisco Cerro Chaves abunda acerca de la santa abulense: “Santa Teresa es una de las mujeres de la vida monástica y contemplativa más grandes de la historia, que nos presenta que solo Dios basta.”
“Este carmelo de Navahermosa lleva 50 años siendo faro de luz en la noche. Todas las carmelitas que a lo largo de estos años han vivido en el monasterio de Navahermosa han vivido muy claramente las exigencias de la orden carmelitana. Han sido mujeres llenas del espíritu carmelitano y de un amor apasionado a la iglesia diocesana y a la iglesia universal”. Así resume don Francisco Cerro Chaves la historia de este convento carmelitano.
La segunda de las claves que indica el Sr. Arzobispo de Toledo es la debida acción de gracias a realizar durante este año: “Un carmelo es un regalo del Corazón de Jesús a una humanidad herida y sin esperanza.” Igualmente, expresa que las palabras que “brotan del corazón son gracias y perdón: gracias por tanto amor recibido; perdón por lo que no hemos hecho”.
Aconseja el Primado, a las Madres Carmelitas, aprovechar esta efeméride porque “redundará en vuestro bien y en el de nuestra bendita Archidiócesis”.
La tercera clave que indica es la necesidad de “redescubrir la dimensión contemplativa de todo el pueblo de Dios: de los laicos, de la vida consagrada y de los sacerdotes.” De ahí que exhorte: “sin vida de oración, nuestra fe languidece, nuestra esperanza se muere y nuestra caridad es una farsa. Sin oración, Dios acaba siendo nadie.” Seguidamente, une la vida de oración a la caridad: “una vida orante arraigada en la existencia concreta y desde el servicio al prójimo, que se hace caridad.”
Mons. Francisco Cerro Chaves concluye su carta pastoral felicitando a la comunidad de monjas carmelitas descalzas a las que bendice “de corazón” y a las que les anima con las siguientes palabras: “La Iglesia os quiere de corazón y da gracias al Corazón de Jesús y a la Virgen del Carmen por vuestra vida de entrega y generosidad.”
El origen de este monasterio se remonta al año 1965 cuanto la priora del convento de carmelitas descalzas de Guadalajara, la Madre Mª Teresa del Niño Jesús (Milagros Infantes, natural de Navahermosa) recibe la noticia de una donación en su pueblo natal para algún fin benéfico-religioso. El terreno se encontraba situado a las afueras de la localidad toledana.
La primera piedra del monasterio se puso el 13 de junio de 1966, dando comienzo a los trabajos de edificación. Un total de ocho monjas comenzaron la fundación: dos llegadas desde el convento de La Granja (Segovia) y seis procedentes del convento de Guadalajara.
Fue el 3 de agosto de 1972 cuando se celebró la primera misa y se reservó solemnemente la Eucaristía. Así comenzaba la andadura de esta fundación carmelitana.