Desde el pasado 11 de septiembre se están produciendo terremotos en la isla de La Palma, Canarias. Ante el riesgo volcánico, la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias ha decidido mantener a la isla de La Palma en situación de alerta y el semáforo volcánico en amarillo tras constatarse que si bien se mantiene una disminución de la actividad sísmica, el proceso continua y no se descarta que pueda tener una evolución rápida a corto plazo.
El talaverano Rubén López Díaz es geólogo y trabaja para el Observatorio Geofísico Central, que depende del Instituto Geográfico Nacional del Ministerio de Fomento. Pasa su vida a caballo entre Madrid y las Islas Canarias y La Voz del Tajo ha charlado con él para conocer cómo está viviendo los terremotos de La Palma de manera personal.
El lunes 13 de septiembre le mandaron a La Palma de urgencia donde estuvo hasta el miércoles por la noche, “ahora estoy aquí en Talavera, pero tengo que estar atento porque seguramente la semana que viene vuelva para allá”, explica Rubén.
Para Rubén su trabajo consiste en coger un avión e ir donde está sucediendo todo, estar al pie del cañón, “para alguien que trabaja en vigilancia volcánica es una experiencia, es el reto máximo en estos momentos. Poder ayudar a controlar lo máximo posible todos los parámetros en campo”.
Aunque admite que es una gran responsabilidad, Rubén también asegura que es una experiencia fascinante, “es poner en práctica todo lo que has estudiado y diseñando durante años y años”.
La labor que hace es muy importante para conocer que está sucediendo realmente, “es muy impactante ir allí, saber que la Tierra se está moviendo justo donde estás trabajando. Instalábamos un sismómetro y veíamos los terremotos en directo como se estaban produciendo bajo nuestros pies”.
Aunque seguramente todo el mundo se pregunte cuándo terminarán los terremotos, es una pregunta que todavía no tiene respuesta. “No sabemos cuándo va a terminar, es un proceso que comenzó el domingo pasado y que puede acabar sin erupción o con ella”, admite Rubén.
El talaverano también se personó en El Hierro en 2011 cuando sufrió la erupción. “En El Hierro fueron meses de máxima tensión. Fueron tres meses antes y los seis meses de la erupción”, comenta Rubén y bromea diciendo que ya conoce El Hierro mejor que Talavera.
“Ahora no sabemos si pasará lo mismo con La Palma, es una isla más grande y con una población similar a Talavera toda la isla”, pero lo que sí tiene claro el talaverano es que es un “reto grande y nuestros datos son los primordiales para luego poder elaborar las teorías de cómo va yendo el proceso geológico”.