El Corte Inglés muestra una vez más su compromiso con la sostenibilidad poniendo en valor sus proyectos medioambientales y de Economía Circular.
En materia medioambiental, la empresa trabaja en cuatro líneas fundamentales, cuyo objetivo principal es llegar a Cero Emisiones a medio plazo.
El sistema de gestión implantado y certificado por AENOR ha logrado demostrar que todos los residuos generados, se gestionan y se valorizan al menos en un 90%, evitando el depósito en vertedero. En la actualidad 55 centros y plataformas logísticas de la compañía (51 en España y 4 en Portugal) cuentan con esta certificación, y el objetivo es que en 2022 lo estén todos los establecimientos de El Corte Inglés.
La empresa se ha propuesto mitigar y compensar las emisiones de carbono que produce. El 100% de la energía que consume la compañía es de origen certificado renovable; además, en varios centros se han realizado acciones de compensación durante el último año. El objetivo es llegar a cero emisiones en 2050.
La compañía quiere reducir la huella de carbono de sus clientes, y para ello ha implantado más de 200 puntos de recarga de vehículos eléctricos en sus aparcamientos, convirtiéndose en el mayor parking privado nacional en esta categoría. Al proceder de fuentes de energía renovable en su totalidad, se han generado cero emisiones al medio ambiente por esta actividad.
El 100% de las bolsas de plástico de los supermercados de El Corte Inglés son de materia prima reciclada y además son reutilizables. Con ésta y otras inicitivas, la compañía pretende reducir su huella plástica en un 30% en 2025 en toda su cadena de suministro. Asimismo, se han puesto a la venta diferentes opciones de bolsas reutilizables y sostenibles.
Además, conscientes de la importancia de luchar contra el desperdicio alimentario y su impacto sobre el medio ambiente, la sociedad y la economía, la compañía continúa desarrollando acciones encaminadas a mitigarlo. En este sentido, y dentro del programa Residuo Cero, se han intensificado los controles exhaustivos para minimizar el desperdicio alimentario y mejorar la gestión de los productos descartados para la venta. Aquellos productos que son aptos para alimentación humana se donan a diversas entidades benéficas, mientras que, para aquellas fracciones no aptas para el consumo humano, se desarrollan programas de colaboración con distintos parques y granjas de animales, que han permitido la entrega de 51.777 kg de excedentes de frutas y verduras durante el ejercicio. Asimismo, se han incrementado las fracciones de residuo orgánico destinadas a compostaje, evitando siempre que sea posible su depósito en vertedero.