La presencia de óxido de etileno, un plaguicida químico, en ciertos productos alimenticios ha disparado la alerta sanitaria en la Unión Europea. Se trata de un desinfectante gaseoso que es clasificado como cancerígeno, mutágeno y tóxico para la reproducción.
A finales del mes de junio cuando la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) alertó de la situación, en consonancia con los países de su entorno, instando a las empresas alimentarias a la retirada del mercado de todos los productos elaborados con el E410 -goma de garrofín o algarroba, aditivo alimentario contaminado con óxido de etileno y que se encontró en la fabricación de helados, ya que se utiliza como estabilizante.
A pesar de esa primera alerta, la Comisión Europea motivó una reevaluación de la situación y procuró un criterio común en el conjunto de países de la UE para la gestión del riesgo identificado. Se consideró necesario valorar la cantidad de óxido de etileno presente en los helados, teniendo en cuenta la reducida proporción en la que este aditivo puede formar parte de su composición final, y solo en el caso de que superen los límites establecidos deben retirarse de la venta.
La conclusión final fue que todos los productos alimentarios elaborados a partir del aditivo contaminado: E410 -goma de garrofín o algarroba que superan los límites máximos legales de óxido de etileno establecidos en la normativa europea, se considerarán no aptos para el consumo y se retirarán del mercado inmediatamente por parte empresas alimentarias responsables, en cumplimiento de la legislación alimentaria.
Otra alerta europea se activó a finales del año pasado por presencia de óxido de etileno en un alimento, concretamente en semillas de sésamo importados de India en septiembre de 2020, extendiéndose a otros productos como hummus, panes, aceites o galletas.
El óxido de etileno se usa como desinfectante para prevenir el moho y reducir el riesgo de salmonella. De hecho, su eficacia en términos de desinfección es conocida. Sin embargo, es un químico que está prohibido en la Unión Europea desde 1991 como plaguicida y desde 2011 su uso está prohibido como producto para la protección de alimentos y piensos. No obstante, sigue estando autorizado para la desinfección de equipos médicos.
Un gas "extremadamente inflamable" y "tóxico", el óxido de etileno puede "causar cáncer" e inducir "anomalías genéticas", según el perfil toxicológico establecido por el Instituto Nacional de Investigación y Seguridad (INRS).