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¿Aún no conoces el Yacimiento de Malamoneda?

(Foto: Ángela Redondo).

Historia

Lleva declarado Bien de Interés Cultural desde el 2007 con la categoría de Zona Arqueológica

David Martínez | Domingo 16 de mayo de 2021

Castilla-La Mancha tiene rincones icónicos donde deleitarse con la belleza del paisaje. Uno de esos rincones es el Yacimiento Arqueológico de Malamoneda, este enclave se encuentra situado en el Municipio de Hontanar, pueblo ubicado en los Montes de Toledo. Malamoneda lleva declarado Bien de Interés Cultural desde el 2007 con la categoría de Zona Arqueológica. Al yacimiento se puede acceder en coche por la carretera CM-4157 dirección Hontanar-Navas de Estena, en el cruce de Hontanar a mano derecha, por un camino rural señalizado se puede acceder a dicho yacimiento en coche.

A partir del siglo XIII se tendrán las primeras noticias como población del sitio de Malamoneda con el Rey Alfonso VII, pero cuando se tendrán más datos del lugar es con la repoblación cristiana después de la reconquista de Toledo, en el 1210 estará protegido por caballeros templarios, pasando después la propiedad tanto de la aldea como de la torre pasará a Alfonso Téllez de Meneses al quien se la donó el rey Alfonso VIII el 1209. Ya en el 1222 Alfonso Téllez de Meneses se la cede al arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada, el arzobispo en el 1281 lo cambia a San Fernando por Añover y de Baza, y para finalizar el rey se lo vende en 1246 al ayuntamiento de Toledo junto con sus Montes. La siguiente noticia que se tiene de Malamoneda es en las Relaciones de Felipe II, en la cual se cita la fundación de Hontanar en 1376 a causa del despoblamiento de Malamoneda. También a finales del siglo XVI es citado en alguna fuente demográfica y ya en el siglo XIX sus últimos datos arrojan que la única gente que allí vivía se dedicaba a la labranza de las tierras.

En el yacimiento se erige una Torre vigía que al acercarnos al yacimiento es lo primero que se alza sobre el paisaje según avanzamos hacia este. Esta torre según los estudios arqueológicos realizados sobre ella datan entre los siglos XII-XIV, la torre está compuesta por unos sillares tallados en las esquinas, en la parte inferior se aprecia la existencia de una bóveda de la que solo se conservan los arranques, pero sin duda lo que más llama la atención de dicha torre son los dos canes que sostendrían los matacanes desde los cuales se podía vislumbrar todo el territorio para poder ser vigilado y controlado.

Cabe destacar también la necrópolis rupestre con unas 100 sepulturas documentadas. Las sepulturas están excavadas directamente en los bolos graníticos, su cronología puede ir desde época romana hasta época medieval, pero al no disponer de datos arqueológicos con el hallazgo de algún ajuar en alguna de ellas al estar todas expoliadas, no se pueden datar individualmente y saber la fecha en la que fueron construidas.

Otro edificio que encontramos en este entorno es un Castillo cercano a la torre y al río Cedena, de este edificio no se tiene una datación concisa, solamente que sería una construcción defensiva desde la cual controlar el paso hacia los Montes de Toledo desde el río Cedena. Tanto el Castillo como la Torre están incorporadas dentro de la Lista Roja del Patrimonio desde el 19 de Mayo de 2020, algo que deja ver que ambas están en peligro de caída y que necesitarían de la actuación de los organismos pertinentes para la restauración y consolidación de ambos.

De tal manera este lugar es digno de visitar tanto por su valor arquitectónico como por la naturaleza que los rodea, y poder observar estas construcciones del pasado en el presente.

Escrito por: Maravillas Rodríguez Fernández.

Fotografías de: Ángela Redondo.

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