En este mes de abril, en concreto mañana día 2 de abril de 1992, Talavera de la Reina y su comarca quedaron marcadas con letras de sangre en la HISTORIA de la España futbolera y futbolística. Mientras todos, o la mayoría de nosotros, dormíamos, en el kilómetro 161 de la Carretera Nacional V, en el término municipal de La Calzada de Oropesa, la conocida Madrid-Badajoz, se producía un terrible accidente de tráfico.
El Peugeot 405, conducido por el preparador físico del Mérida, Lolino, chocaba frontalmente con un tráiler portugués cargado de troncos de madera. En el asiento delantero iba Juan Gómez, JUANITO, exjugador del Real Madrid y esos momentos entrenador del Mérida. Falleció en el acto y y posiblemente ni se dio cuenta, pues viajaba dormido. El conductor del turismo, Manuel Ángel Jiménez Galán, “Lolino”, resultó con traumatismo craneal de pronóstico leve salvo complicaciones, y tras ser atendido en el hospital de Navalmoral de la Mata fue trasladado por la tarde al hospital Infanta Cristina, de Badajoz, para comprobar unas molestias que sufría en la vista.
El Hospital de Talavera certificó su fallecimiento y su cadáver fue velado, hasta su traslado a Mérida y después a Fuengirola, en el depósito de finados, al que acudieron cientos de talaveranos para despedirle.
Algunas portadas de la triste noticia
Y ésta es, más o menos, la crónica que se serviría en muchos medios de comunicación al día siguiente; y José L. En el diario HOY así lo contaba.
Todo pasó tras ver en el Santiago Bernabéu es noche el partido Real Madrid-Torino, al que se habían desplazado Juanito y un grupo de cuatro jugadores del Mérida; tras el encuentro estuvieron saludando a los jugadores madridistas en los vestuarios y luego se acercaron a un 'pub' a tomar unas copas antes de regresar a Mérida. Poco después de la una de la madrugada la expedición se puso en marcha hacia Mérida; iba en primer lugar un Opel Calibra propiedad del jugador del Mérida Ricardo, que conducía él mismo, y en el que viajaban también sus compañeros Pepe Pla y Echevarría. "Id vosotros delante, que tenéis mejor vista", les dijo Juanito.
LUCES Y TRONCOS. Detrás marchaba el Peugeot 405 conducido por Lolino, preparador físico, y con Juanito en el asiento del acompañante y durmiendo. Poco después de pasar la señal del kilómetro 161, término de Calzada de Oropesa, en un tramo nuevo de autovía en línea recta, Ricardo, el conductor del primer coche, vio luces en medio de la carretera, aminoró y observó que había algo en el carril izquierdo de la calzada.
Eran grandes troncos de árbol que transportaba un camión que había volcado en la mediana dela autovía; Ricardo los esquivó y siguió adelante, pero observaron por el retrovisor cómo Lolino, aunque los esquivó, se escoró hacia el arcén, estrellándose contra un camión aparcado en el mismo, cuyo conductor se había bajado para auxiliar al conductor del vehículo volcado. La parte delantera derecha del Peugeot se empotró bajo el camión.
Fueron sus compañeros del Mérida quienes tras parar se acercaron a auxiliarles y a duras penas pudieron sacar al conductor, que estaba gritando y deliraba, según su compañero Ricardo; vieron a Juanito con la cabeza totalmente destrozada e inmóvil y después de unos momentos comprobaron que estaba muerto. Según declaraciones de Ricardo, en el lugar del vuelco no había luces ni aviso ninguno sobre los peligrosísimos obstáculos que habían caído a la calzada.
El coche con el féretro de Juanito pasa por el mismo lugar en donde murió
EL CADÁVER, A TALAVERA. Lolino fue trasladado al hospital de Navalmoral de la Mata, a 20 kilómetros, mientras que el cuerpo de Juanito fue llevado al de Talavera de la Reina, distante unos 50, donde únicamente certificaron clínicamente su muerte; el cadáver fue transportado luego al depósito municipal, en el cementerio de Talavera, donde sobre las 6:30 horas llegaron los primeros directivos del Mérida, que se hicieron cargo de los trámites.
Poco a poco fueron llegando también autoridades como el alcalde de Talavera de la Reina, entonces Javier Corrochano, y sobre todo hombres del fútbol como Antonio Martínez Laredo, presidente del Burgos y que estaba a punto de cerrar con Juanito el contrato para que entrenara a su equipo de Primera División, a lo que los directivos del Mérida no habían puesto ninguna pega, e incluso le habían animado a pesar de que Juanito ya había renovado con el club extremeño para la próxima temporada 1992-93.
Vicente del Bosque, en representación del Real Madrid, también se acercó a Talavera, y periodistas como José María García, que se declaró un amigo del fallecido y que estuvo junto al presidente del Mérida, José Fouto, organizando todas las cosas. Asimismo muchos talaveranos se acercaron al cementerio para seguir los acontecimientos. El cuerpo de Juanito fue trasladado a primera hora de la tarde a Mérida para que la ciudad le despidiera, y luego siguió viaje a Fuengirola para el entierro de hoy.
De este modo nuestra Ciudad se convirtió, aquel 1992 de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla, el protagonista involuntaria del trágico desenlace de uno de los jugadores legendarios del Real Madrid, el malacitano de Fuengirola, Juan Gómez, “Juanito”, que tenía tan solo 37 años de edad. Descanse en paz.
Para completar este reportaje de homenaje al jugador, les dejamos aquí dos vídeos, que también fueron de homenaje. Uno de
Que vayan en su recuerdo.