El Colegio de Educación Infantil y Primaria “Bartolomé Nicolau”, el Club de Familias de la Naturaleza del CEIP “Bartolomé Nicolau”, el Colegio Público de Educación Especial “BIOS”, el Instituto de Educación Secundaria “San Isidro”, la Escuela Municipal de Música y Danza “Eusebio Rubalcaba”, el Hotel de Mayores “Centro Residencial Talavera”, la Residencia “Virgen del Prado”, la Residencia “El Lucero”, la Residencia “Nuestra Señora de Aránzazu” y el grupo de música “La Des Van” han decidido contribuir a que los mayores sonrían, se alegren y se ilusionen, y a la vez que los niños y niñas aprendan de ellos y ensalcen la figura de las personas de edad avanzada.
¿Cómo? Los ingredientes son: huertos, música y niños y niñas.
Todo ha comenzado con los sentimientos que suscitó la canción-poesía del grupo de música talaverano La Des Van denominada “Náufragos del tiempo” a un profesor del Colegio “Bartolomé Nicolau”. Pensó que el fantástico huerto que tienen en el colegio podía servir de nexo entre los niños/as y las personas mayores institucionalizadas. A esta idea se fueron sumando el CPEE “BIOS” y 4 Centros y Residencias de Mayores. El IES “San Isidro” y la Escuela de Música “Eusebio Rubalcaba” se han apuntado a la idea con sus niños/as y su música.
Se facilita un vínculo con el mundo infantil a través de macetas dedicadas individualizadas con semillas para germinar, de canciones antiguas de campo y naturaleza…, así en el día a día, los niños/as “hacen” para los mayores, los mayores “hacen” para los niños/as y tanto niños/as como personas mayores hacen juntos (a pesar de las distancias infranqueables entre unos y otros). Se genera una actividad tremenda en torno a las plantas: los centros de mayores se están llenando de macetas y bancales, los usuarios siembran, riegan, comentan experiencias y recuerdos, cantan, realizan labores para los niños/as, ven los vídeos que se mandan, leen y escriben cartas a los niños/as, preparan macetas para regalarles. Los familiares aportan cantares antiguos, plantas y material para los patios y huertos. En los colegios los niños/as se ilusionan con la figura de los abuelos/as como fuente de cariño y sabiduría, a la vez que aprenden la importancia de la naturaleza en nuestras vidas. Se aprecia vida y movimiento en cada rincón.
Y a todo ello se añade, que las semillas con las que se trabaja son locales, por lo que se potencia su diseminación a la vez que se promueven saberes campesinos tradicionales.
Hay un sinfín de ideas que unen a todas las generaciones. Se está trabajando la festividad talaverana de Las Mondas de forma conjunta en todos los centros, se están haciendo minicuentos como herramienta didáctica y estimulante, elección de un logo para el Proyecto, se están preparando coros y agrupaciones musicales para interpretar canciones antiguas…
Dar a conocer el Proyecto Intergeneracional “Siembra una Sonrisa” supone compartir con la sociedad la importancia de empatizar con los colectivos más vulnerables y ensalzar a la infancia como la semilla capaz de germinar sonrisas