Los geles hidroalcohólicos recomendados, el distanciamiento social, el cierre o limitación de horarios en hostelería y comercio o el toque de queda son solo algunos de los radicales cambios que han experimentado nuestras vidas a causa de la terrible pandemia de Covid-19 que está padeciendo el mundo. De entre todos estos cambios, sin duda es el uso de las mascarillas el más visible.
Tras la fuerte polémica que hubo al principio de la pandemia sobre si el uso de estos elementos de protección era conveniente o contraproducente, diferentes investigaciones y estudios llegaron a la conclusión de que su utilización era fundamental a la hora de frenar los contagios.
Su uso en interiores es obligatorio en prácticamente todo el mundo, mientras que en exteriores lo es en numerosos países, entre ellos España.
El gran problema de abastecimiento de mascarillas al inicio de la pandemia obligó a muchos países europeos a importarlas de China, incluso algunos modelos que no eran del todo fiables.
Ya desde la primavera, Europa consiguió que la fabricación propia de mascarillas sirviera para abastecer sobradamente a la población del continente.
Solo en España se fabrican en la actualidad varios millones de mascarillas al día, en lugares tan dispares como Málaga, Berja o Burgos.
Pero ¿cómo es el proceso de fabricación de estas indispensables mascarillas? A continuación te lo mostramos de una forma sucinta.
ACTUACIONES PREVIAS A LA FABRICACIÓN
La fabricación de mascarillas debe realizarse cumpliendo los requisitos de las directivas europeas pertinentes a este efecto. Todas deben pasar por un proceso de evaluación que certifique y confirme su validez mediante distintos ensayos.
Los fabricantes deben elaborar la llamada Declaración de conformidad, colocar el marcado CE y mantener los siguientes datos a disposición de las autoridades competentes:
Todas las empresas fabricantes de mascarillas deberán contar con una Licencia Previa de Funcionamiento, que es otorgada por la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos Productos Sanitarios), así como asegurar el mínimo nivel microbiano con una exhaustiva limpieza.
PROCESO HABITUAL DE FABRICACIÓN DE MASCARILLAS
Las instalaciones han de limpiarse con fungicidas y bactericidas, además de contar con sistemas para el control de plagas raticidas.
Cuando las telas hayan adquirido su forma, se rematan con gomas y cosido para sujetarlas. También pueden ir termoselladas para que no se produzca la perforación del material y se evite la penetración de partículas.
Las mascarillas no deben en ningún caso entorpecer la visión de sus usuarios ni llevar rebabas o bordes que puedan dañar o resultar molestas.
Las empresas fabricantes son las responsables del embalaje de las unidades y del marcado CE.
Las mascarillas han pasado a ser parte de la indumentaria de la ciudadanía, y así seguirá siendo mientras continúen los contagios por coronavirus. Aun así, Europa debe estar preparada para hipotéticas futuras pandemias, de modo que la ciudadanía no vuelva a sufrir el desabastecimiento de los primeros días de la actual.