Han sido necesarios 600 millones de litros de agua para la producción intensiva de cinco millones de melones y sandías en los campos de yecla (Murcia) que finalmente irán a la basura. El derroche equivale a tener grifo de una casa abierto 24 horas al día durante 200 años.
La justificación, la demanda ha bajado, así que los agricultores han decidido no recogerlos. Aseguran que no pueden asuir el gasto.
Esta situación no es nueva, ya en 2019 millones de lechugas se quedaron sin recoger en varios parajes de la localid murciana.
La decisión ha sido criticada por algunos vecinos de Yecla y por la plataforma ‘Salvemos el Arabí y Comarca’ quien ha denunciado “el despilfarro de agua ocasionado” por empresas dedicadas a la producción agrointensiva.
El agua despifarrada, en un país donde no sobra, procede del acuífero sobreexplotado Cingla, que abastece de agua a Yecla. Un acuífero del que se extrae dos veces más agua de la que se recarga de forma natural.
La misma ptaforma advierte que esta situación no solo ocurre en Yecla. Su portavoz Alejandro Ortuño, asegura que van a seguir denunciando estas prácticas irresponsables por parte de las empresas de intensivos instaladas en el municipio. A todo esto, se preguntan por qué las autoridades competentes no atajan de raíz este problema. "Es un auténtico disparate tal y como están los acuíferos; aumentan la sobreexplotación y luego abandonan los cultivos, algo que ocurre una y otra vez".