Ciudad de Vascos constituye el importantísimo yacimiento arqueológico de una antigua ciudad hispanomusulmana despoblada. En el límite oeste de la provincia de Toledo, término municipal de Navalmoralejo, junto al río Huso, paraje próximo a Azután y Puente del Arzobispo, en la comarca histórica de Talavera de la Reina. El académico toledano Ricardo Izquierdo Benito, director de los trabajos de excavación, ha valorado así la importancia del yacimiento: “En un lugar apartado de agreste belleza, alejada de las principales vías de comunicación de la zona -lo cual, en gran medida, ha contribuido a que el lugar no haya sido expoliado-, ha conservado un importante conjunto arquitectónico (muralla, alcazaba, etc.), único en su género, declarado monumento histórico-artístico en el año 1932.”
El enclave es definido como “zona de difícil acceso”, lo cual es considerado como rasgo propio de toda ciudad hispanomusulmana: escarpes, desniveles y cuestas muy pendientes, caminos tortuosos, paraje de cerros y encinas, propicio a la sorpresa y al camuflaje.
Las excavaciones, que se alargan ya por espacio de cuarenta años, han descubierto zonas propias de un enclave militar y un poblamiento o ciudad: muralla, alcazaba, mezquita, viviendas, baños... Y en el yacimiento se observan tres niveles diferentes de asentamiento: uno en época romano-visigoda y dos en la época islámica (omeya y taifa).
Pero tal y como Ciudad de Vascos aparece en las excavaciones, el director de las mismas, Ricardo Izquierdo Benito, concluye que es fundación islámica. Se han reconocido huellas de poblamiento islámico en Vascos ya en los años del Emirato (siglo IX), por supuesto en el cerro de la alcazaba, población que por entonces tenía un carácter exclusivamente militar. Hay que aceptar, pues, que la Ciudad de Vascos, como tal, es fundación de la Época Califal y lo más posible es que se fundase por Abderramán III entre los años 930 y 950 y debido a tres tipos de razones: estratégica (Vascos reforzaría la línea defensiva del Tajo junto a fortificaciones como Alcolea y Azután, para contrarrestar el empuje reconquistador de los cristianos en la zona)), política (los omeyas controlarían así una zona hostil, poblada de bereberes, posiblemente del clan de los Nafza) y económica (explotaciones minero-metalúrgicas cercanas). La última etapa islámica de Vascos es la Época Taifa, como territorio encuadrado en el reino de Toledo y vinculado al alfoz y a la defensa del iqlim o jurisdicción de Talavera, constituyéndose en especie de avanzadilla frente a la amenaza que suponía el vecino reino de Badajoz. Es la etapa en que el caserío y fortificaciones de Ciudad de Vascos alcanza su máxima extensión y población.
Tras la reconquista de la zona por Alfonso VI, Ciudad de Vascos pasó a ser poblamiento o, mejor dicho, repoblación de cristianos. Su reconquista, posiblemente en 1083, debió realizarse sin violencia. Desde luego, fue el rey Alfonso VI quien lo hizo, pues se han encontrado diversas monedas de su época, convirtiendo Ciudad de Vascos en un emplazamiento militar defensivo que, muy pronto, pudo ser utilizado contra los ataques de los almorávides. Pasado el peligro de éstos, que venían empujando desde el norte de África, y conforme avanzaba la reconquista, Ciudad de Vascos, baluarte defensivo y estratégico por antonomasia, dejó de tener sentido. Quedó desubicado. Y empezó a despoblarse. En la mezquita, construida como hemos dicho en el espacio interior de la barbacana, a los pies de la alcazaba, se han encontrado varias tumbas cristianas. Ello se interpreta como consecuencia de la cristianización que se llevó a cabo en Vascos tras la reconquista por Alfonso VI. Posteriormente han sido halladas varias tumbas más. Es posible, pues, que aunque a partir del siglo XII se iniciara el proceso de abandono y despoblamiento, Vascos continuó siendo habitada parcialmente durante algún tiempo.