Me duele en el alma lo que está sucediendo en ésta mi muy querida España. Y es tanto mi dolor –que supongo que a muchos de ustedes les pasará otro tanto- que ya me importan menos las cifras de la pandemia. Sí, y no se me asusten, porque algún día, tarde más o menos, habrá una vacuna capaz de sodomizarlo y destruirlo para siempre. Pero de lo que les quiero hablar jamás en este hermoso país encontraremos antídotos capaces de anular el odio visceral con el que se está desarrollando la POLÍTICA. Y es cierto que es la COVID la que mata, pero somos muchos los que seguimos preguntándonos desde hace tiempo que si hubiera unidad de acción en nuestros representantes parlamentarios, posiblemente mataría mucho menos. ¿Utopía? Creo que no. Decía hoy mismo el insigne Antonio Muñoz Molina en El País que “Día tras día, desde principios de este septiembre desolador, las noticias sobre el aumento de los contagios y las muertes las hemos visto agravadas por el espectáculo cochambroso de la discordia política, de la ineficacia aliada al sectarismo, de la irresponsabilidad frívola que poco a poco va mutando en negligencia criminal. La política española es tan destructiva como el virus”. Y lleva toda la razón y más ahora que necesitamos con urgencia unos PRESUPUESTOS para que Europa nos tome en serio. Pero al paso que vamos puede sucedernos lo que a la vacuna. Que nunca llega. Y no les voy a cansar mucho más, pero si usted se siente ciudadano normal debería ir pensando, como hago yo, qué medidas tomar para evitar que nuestros políticos hagan algo más que ponerse la mascarilla, guardar la distancia reglamentaria, lavarse las manos o quedarse en casa si no trabajan. Eso ya lo hacemos nosotros mientras les escuchamos insultarse, intentando hacerse daño o envenenar de crispación comparecencias y debates.
Para eso no les hemos elegido y sí para que intenten solucionar nuestros problemas que también son los suyos, y que están muy, pero que muy por encima de sus intereses partidistas. NO. España es algo más que eso y más ahora que puede que nos venga una crisis arrasadora, mayor incluso que la que nos dejó nuestra Guerra Civil. Están ustedes a tiempo de revertir la situación, señores políticos, y espero que por una vez hagan caso a este viejo y ciego comunicador. Por favor se lo pido…