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CULTURA | Joselito en la cerámica talaverana

(Foto: Todo Colección).
Redacción La Voz del Tajo | Jueves 27 de agosto de 2020

La cogida mortal de Joselito el 16 de mayo de 1920 en la plaza de toros de Talavera de la Reina acaparó las informaciones de los medios de comunicación en aquellos momentos. La revista ilustrada “Nuevo Mundo” dedicó un amplio reportaje al torero en su número de 21 de mayo siguiente.

Entre las ilustraciones que incluyó la publicación, figura la reproducción de un plato de cerámica con la figura del maestro. En el texto, se indicaba que el “admirable ceramista Enrique Guijo” había vidriado hacía poco en los hornos de Niveiro ese plato de Talavera, que se corresponde con el que se reproduce en la siguiente fotografía. Asimismo, se señalaba que: “¡Nadie pudo imaginar entonces que Joselito fuera a morir a la sede augusta de nuestros ceramistas!”.

Enrique Guijo formó en 1908 con Ruiz de Luna una sociedad que relanzó la cerámica talaverana. Natural de Córdoba, se trasladó muy joven a Sevilla y su afición taurina queda plasmada en un plato con la figura de Belmonte toreando, de clara influencia de la cerámica sevillana, que confeccionó en el alfar de “Ruiz de Luna, Guijo y Cía.”. En el Catálogo de la Exposición del Centenario de la Fábrica de Cerámica Ruiz de Luna en 2008 se puede ver este plato fechado en 1910 y procedente de la Colección de Juan Manuel Arroyo Vidarte.

A finales de 1910, Guijo se trasladó a Madrid al haber aceptado una plaza de profesor en la Escuela de Cerámica, aunque no perdió contacto con Ruiz de Luna, ya que fue su representante y regentó un establecimiento en el que se vendían piezas del alfar talaverano. En 1917 comenzó la disolución de la sociedad de cerámica que mantenía en Talavera con Ruiz de Luna, que pudo hacerse con toda la empresa en 1919. En 1920, Enrique Guijo, “espíritu del Renacimiento” como señaló Manuel Machado en “La Esfera” el 26 de junio de ese año, montó su propio taller y fábrica en Carabanchel.

La información del “Nuevo Mundo” precisaba que el plato de cerámica aludido se había vidriado un poco antes de la muerte de Joselito en los hornos de Emilio Niveiro en Talavera, por lo que se estima que Guijo debió elegir nuevamente el alfar de “El Carmen” para la confección de piezas como prueba, antes de abrir su nueva fábrica de cerámica tal como lo había hecho en 1907 cuando fundó la sociedad de cerámica con Ruiz de Luna. A la vista de las informaciones señaladas, Niveiro, dada su caballerosidad, no dudaría en ofrecer de nuevo sus hornos para la nueva empresa de Guijo en Madrid.

Por otro lado, en un portal de ventas de antigüedades por internet (www.todocoleccion.net/) aparecen dos platos de cerámica que se confeccionaron como recuerdo de la muerte del torero Joselito en la plaza de toros de Talavera de la Reina, con unas dimensiones de 26.5 cm. de diámetro. Proceden del alfar de Emilio Niveiro, como se aprecia en el anagrama que figura en los reversos de los platos, y fueron pintados por E. Carrasco. En uno de ellos, aparece el maestro en la suerte de banderillas y en el otro se representa a Joselito tocando el cuerno del toro en uno de sus habituales desplantes, como se puede ver en la siguiente fotografía.

La similitud entre ambos platos es evidente. Profundizando en esta cuestión, se aprecia que Eduardo Carrasco Jiménez fue un crítico taurino que desarrolló su actividad en Madrid. Era natural de Calera y mantenía una especial relación con Talavera, ya que cubrió las críticas taurinas del “El Criterio”, periódico que dirigió Ginestal entre 1904 y 1907. Asimismo, era un buen dibujante, destacándose unos apuntes gráficos suyos sobre la feria de Talavera que publicó “El Castellano” el 25 de mayo de 1927.

El uno de noviembre de 1921, con motivo de descubrirse en la plaza de toros de Talavera de la Reina una lápida para perpetuar el recuerdo del malogrado maestro de la tauromaquia Joselito, se programó una excursión en tren desde Madrid a tal fin. Los periódicos de esos días, entre los que se puede destacar a “El Liberal” de 30 de octubre, informaron que la mesa de operaciones del Dr. Fernández Sanguino donde falleció el diestro y se le hizo la posterior autopsia estaba en su clínica particular y que podrían verla todos aquellos que tuvieran curiosidad. Entre los visitantes, estuvieron “D. Justo”, seudónimo de Isidoro Amorós-Manso, crítico taurino y director de la revista taurina “The Times”, y el también crítico taurino Eduardo Carrasco.

Por último, cabe señalar que los platos de cerámica pintados por Carrasco en homenaje a Joselito debieron hacerse en torno a la fecha últimamente mencionada y, al menos uno de ellos, se basó en el realizado por Guijo, bien porque lo viese en Madrid al publicarse en la revista “Nuevo Mundo”, bien en el alfar de Niveiro en alguna visita a Talavera.

Texto: Julio Fernández Sanguino

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