OPINIÓN

Pablo bipolar

Firma invitada

Carlos Leopoldo Álvarez | Miércoles 19 de agosto de 2020

Iglesias se debate en guerra interior sin tregua. Casta o caspa. Su melena emblemática, cuidada ahora con champú de esencias, cremas hidratantes, masaje y secador, ya no destila grasa, no se enreda, no es la greña ni el piojo que exhibía entre sus huestes: soy uno más, soy como vosotros. Doctor Jekyll y Mister Hyde, se debate en riña bipolar contradictoria. Blanco y en botella Pablo, si pisas moqueta, tienes escolta, coche oficial, comes a la carta, posees chalet con jardín y piscina, jardinero, niñera, cocinera y un ejército de guardias civiles te custodia. ¿Qué eres caspa o burgués? Dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras. Un dios Jano con dos cabezas, aunque la que se ve jibariza a la que quieres que se vea, mal negocio tío, se te ve el plumero. “Me parece una cosa vergonzosa. Que un diputado se pueda meter seis mil quinientos euros en la cuenta cuando la mayor parte de los ciudadanos de su país no llegan a mil…nosotros tenemos que ser un ejemplo” Eran otros tiempos, lejanos aun al poder. Guerra interna en tu cabeza Pablo, dilema ¿sigo siendo caspa o soy ahora casta? He colocado a mi señora de ministra de igualdad, dos sueldos: de vicepresidente y de ministra, señora de Iglesias. Mi cuenta esta sobrada.

¿Igualdad con los que te votaron? Ellos siguen en sus pisos, en el estercolero de las ciudades, en el metro de madrugada, en las colas del paro, en la chabola, en el barrio, mientras tú te sientas en el mullido sillón del poder, ya no hueles el sudor del currante. Nepotismo; colocamos a los amigos, a los parientes, incluso a mi perrito faldero, bufón de la corte, Garzón, que también pisa moqueta, aunque se aburre. Coche oficial, chofer, sueldo de ministro. Comunista. Pablo, tienes vocación de oposición, pero no puedes hacerte oposición a ti mismo ni hacerla a tu gobierno, haces oposición a la oposición, pero sigues siendo esclavo de tus palabras. Yin y yang, fuerzas opuestas pero complementarias, el bien y mal. Se te ve el plumero. Hay que aguantar en la cima, aunque tragues sapos, es más dura la calle. Ahora tenemos caja B en el partido, hay que taparlo cuanto antes, como se tapó el caso Dina. Irán, Venezuela, sobres con dinero, transferencias, contratos. Igualdad, machismo, supremacía de género, macho alfa. Pablo colócame. Dos caras de la misma moneda, ahora se ve la que menos te interesa, Pablo pisamoquetas. Ya no hay mítines en Vista Alegre, no hay arengas, no hay sermones ni soflamas, aunque en tus declaraciones oficiales pongas cara de irritado, perdonavidas, chulo de barrio o matón de discoteca; tratas de aleccionar, denunciar, acusar o delatar, escondiendo la suciedad de tu casa debajo de la alfombra. Hortera casposo, prepotente, aunque la mona se vista de seda. Insistes en la camisa remangada y los vaqueros con mochila, esa cara B que a nadie engaña ya; el hábito no hace al monje. Te vistes de proletario con coche oficial en la puerta. Demasiada caradura.

La justicia es justa cuando me favorece y tremendamente injusta cuando saca mis vergüenzas a relucir. Cuesta creer que alguien te crea, flautista de Hamelin sin aire ya para soplar. Un dilema que puede acabar en la consulta del siquiatra, qué soy yo, quién soy, qué papel debo jugar. Dilema esquizofrénico, bipolaridad que deja huella. Haz lo que yo diga, pero no lo que haga. Soy casta pero no para ti que me votas, para ti seré siempre el mismo hortera de barrio, tu colega, tu socio. No hagas caso de lo que veas, soy yo, tu Pablo, aunque viva ahora en otro barrio.

Carlos Leopoldo García Álvarez
Médico y escritor


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