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COVID-19 | CLM, ejemplo de Autonomía con más medidas preventivas

Los contagios en España se multiplican por ocho 40 días después del fin del estado de alarma. Los repuntes en varias regiones amenazan con meter al país en una nueva tormenta, pese a la disminución de los casos graves y de la presión hospitalaria.

Redacción La Voz del Tajo | Domingo 02 de agosto de 2020

José Manuel Romero en El País, ha elaborado una amplia información sobre la actual situación del Covid en España, de la que extraemos lo siguiente. En el mismo asegura que “el coronavirus SARS-CoV-2, invisible, altamente contagioso y letal para determinadas personas, nunca se ha ido de España. El 20 de junio, cuando se levantaron las principales restricciones a la movilidad y a las actividades socioeconómicas, se detectaron 334 nuevos contagios. Cuarenta días después de finalizado el estado de alarma, los casos diagnosticados entre el 29 y el 30 de julio pasado fueron 2.789, ocho veces más. Por esa razón, las comunidades autónomas con más contagios imponen ahora confinamientos parciales y prohibiciones al ocio nocturno contra la expansión de la enfermedad. Salvador Illa, ministro de Sanidad, utiliza una frase de su homólogo italiano, Roberto Speranza, para explicar la situación actual: “Hemos dejado atrás la tormenta, pero todavía no hemos llegado a un puerto seguro”. La expansión del coronavirus en algunas zonas de tres comunidades autónomas (Cataluña, Aragón y Navarra), amenaza con meter a España en una nueva tormenta. Aragón contaba el viernes (últimos datos disponibles) hasta 380 casos diagnosticados por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, casi el doble de los que tuvo en los peores días de la pandemia. Cataluña tiene cifras preocupantes (145 casos por 100.000 habitantes), pero lejos de las registradas en los primeros días de abril (248); Navarra también registra datos graves —casi diez veces más infectados que hace solo un mes—, pero con 144 casos por 100.000 habitantes se queda lejos de los 336 que llegó a tener en el peor momento de la crisis sanitaria. Este crecimiento exponencial de los contagios no preocupa en exceso a Illa, quien sostuvo el pasado jueves en el Congreso de los Diputados que “no hay ninguna zona descontrolada, de momento”. “Los brotes más preocupantes en Zaragoza y Barcelona están en fase de control”, aseguró.

Una tasa de mortalidad muy baja por una mayor detección
El último estudio epidemiológico del Instituto de Salud Carlos III señala que entre el 10 de mayo y el 19 de julio se han diagnosticado en España 35.482 casos de covid-19, de los que solo el 7% (2.480) necesitó hospitalización. En este periodo murieron 228 personas (el 0,65% del total de los infectados). La tasa de mortalidad de España vinculada al número de casos diagnosticados (288.522) y al número de muertos a los que se pudo hacer la prueba (28.445), es casi del 10%, una de las más altas de Europa.

Focos de contagio bajo vigilancia
Illa sostiene que el crecimiento de los contagios se concentra principalmente en reuniones familiares y locales de ocio nocturno. “Es muy difícil en un bar de copas cerrado, a altas horas de la noche, tener la mascarilla puesta”, explica. Los casos importados, otra fuente de riesgo de contagio, no constituyen un problema relevante, según el ministro. “Entre el 22 y el 28 de julio hemos detectado solo 143 casos importados”, lo que supone un 1% del total. “En la Comunidad de Madrid se han detectado 7.000 casos desde el 11 de mayo y el número de contagios importados no llegaba al centenar. Aquí no tenemos el problema ahora, lo cual no quiere decir que no podamos actuar el día de mañana”. La experiencia con el tratamiento de determinados brotes ha sido positiva, según Sanidad. Madrid y las dos comunidades que la abrazan, Castilla-La Mancha y Castilla y León, son tres de los territorios más golpeados por la epidemia de SARS-CoV-2. Sin embargo, el crecimiento exponencial de contagios en España desde que terminó el estado de alarma y se levantaron todas las prohibiciones de movilidad ha afectado menos a esas tres autonomías. Otros lugares, como Cataluña, Navarra o el País Vasco, también sufrieron en marzo y abril los efectos de la expansión del brote infeccioso y ahora padecen un grave aumento del número de contagios.

Desde que España dejó de estar bajo el estado de alarma, Castilla-La Mancha y Castilla y León apenas han experimentado crecimientos significativos en su tasa de contagios. En Madrid, el aumento ha llegado en la última semana, pero aun así está en unos registros (44,86 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días) que son la cuarta parte de los que notifica Cataluña. Mientras los hospitales de Madrid cuentan 185 enfermos de covid-19 (llegó a tener 15.000), Cataluña comunica 700; mientras que Madrid tiene 30 personas muy graves atendidas en UCI, en Cataluña superan las 100.

Medidas preventivas para combatir el crecimiento de los contagios
El ministro de Sanidad tiene una receta para controlar la expansión del virus que repite insistentemente estos días: “Las tres emes, Metros de distancia, Manos lavadas y Mascarilla”. Después de gestionar en España el mayor problema sanitario que ha vivido el mundo en el último siglo, Illa ha sacado conclusiones: “¿Cómo se para la pandemia? Con confinamiento. Y cuanto más duro sea el confinamiento, antes la paras. He leído en el libro de un amigo que se publicará en los próximos días que la pandemia del siglo XXI se ha combatido con herramientas del siglo XVII, y es verdad. ¿Qué tienes que hacer cuando la has controlado? Pues detectar precozmente, vigilar y hacer seguimiento de los casos”. Hay comunidades que se afanaron en potenciar su red de vigilancia y seguimiento, como Castilla-La Mancha, que dispuso un equipo de 420 enfermeras de vigilancia epidemiológica, una por cada 5.000 habitantes, como recomienda la Organización Mundial de la Salud, para hacer un seguimiento a los contagiados y a sus contactos. Otras comunidades mucho más pobladas, como Madrid, no se prepararon igual de bien y hay menos de la mitad de vigilantes que en Castilla-La Mancha para 3,5 veces más población.

















España llegó a registrar más de 8.000 contagios diarios en la tormenta de los meses de marzo y abril, pese a que entonces había limitaciones para hacer pruebas y solo se detectaron los casos más graves. La mitad de los 200.000 diagnosticados hasta mayo ingresó en el hospital.

Ahora se hacen casi 300.000 pruebas a la semana (más del doble que hace tres meses); se han detectado más de 14.000 positivos en los últimos siete días y, de ellos, menos del 10% ha ingresado en el hospital; el 60% de los nuevos infectados es asintomático, algo que hace solo tres meses era imposible de descubrir porque la mayoría de las personas a las que se hacía la prueba manifestaba problemas de salud relacionados con el virus. De hecho, recalca un médico de atención primaria, “durante las primeras semanas se pedía a la gente con síntomas leves que se aislara en su casa, pero no se le hacía la prueba de la PCR [la más lenta, pero la más fiable]”.

En la tormenta, los hospitales llegaron a contar hasta 950 fallecidos al día (1 de abril); ahora las 17 comunidades registran menos de 10 muertes diarias, y Sanidad sostiene que, según su método de cálculo, ni siquiera se registran 10 fallecimientos a la semana.

En la tormenta, las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales tuvieron que duplicar y triplicar su capacidad en determinadas comunidades (Madrid y Cataluña, principalmente) y llegaron a tener cerca de 3.000 enfermos muy graves a la vez; ahora hay 250 infectados en las UCI. Más de 30.000 personas estuvieron hospitalizadas a la vez en toda España; hoy apenas suman 2.000.

Pese a esta situación, la expansión del coronavirus en algunas zonas de tres comunidades autónomas (Cataluña, Aragón y Navarra), amenaza con meter a España en una nueva tormenta. Aragón contaba el viernes (últimos datos disponibles) hasta 380 casos diagnosticados por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, casi el doble de los que tuvo en los peores días de la pandemia. Cataluña tiene cifras preocupantes (145 casos por 100.000 habitantes), pero lejos de las registradas en los primeros días de abril (248); Navarra también registra datos graves —casi diez veces más infectados que hace solo un mes—, pero con 144 casos por 100.000 habitantes se queda lejos de los 336 que llegó a tener en el peor momento de la crisis sanitaria.

Este crecimiento exponencial de los contagios no preocupa en exceso a Illa, quien sostuvo el pasado jueves en el Congreso de los Diputados que “no hay ninguna zona descontrolada, de momento”. “Los brotes más preocupantes en Zaragoza y Barcelona están en fase de control”, aseguró.

El epidemiólogo Alberto García-Basteiro, investigador en el Instituto de Salud Global de Barcelona, admite que las tasas de contagio de Aragón o Cataluña son preocupantes, pero opina que no se pueden sacar conclusiones catastrofistas mediante una simple comparación con los datos de hace tres meses, en los peores momentos de la crisis. “Ahora ha mejorado mucho la detección de los casos, hay más recursos, sabemos a qué nos enfrentamos y tenemos ciertos frenos para evitar la transmisión. Si hubiéramos contado entonces con la capacidad de detección y el grado de alerta que tenemos ahora, posiblemente la curva de contagios sería completamente diferente. La transmisión que reflejan los mismos casos diagnosticados ahora y en abril es muy diferente”, señala.

Un médico intensivista que atiende en un hospital de una comunidad donde el brote ha crecido en las últimas semanas señala que la situación es, de momento, tranquila y está bajo control. Llegaron a tener las 300 camas del centro ocupadas por infectados, pero a finales de junio se quedaron sin pacientes de la covid-19. Ahora han vuelto los ingresos, tienen una decena de contagiados y solo uno de ellos está en la UCI. “Los casos que llegan son menos graves que hace solo tres meses; los enfermos son más jóvenes, aunque también tenemos alguno de más de 80 años. Estamos mejor preparados, conocemos mejor el tratamiento médico que más beneficios aporta, y no tenemos que usar el mismo material de protección tres días seguidos, como teníamos que hacer antes, con lo que hay menos riesgo de contagio entre los sanitarios”.

Una tasa de mortalidad muy baja por una mayor detección
El último estudio epidemiológico del Instituto de Salud Carlos III señala que entre el 10 de mayo y el 19 de julio se han diagnosticado en España 35.482 casos de covid-19, de los que solo el 7% (2.480) necesitó hospitalización. En este periodo murieron 228 personas (el 0,65% del total de los infectados). La tasa de mortalidad de España vinculada al número de casos diagnosticados (288.522) y al número de muertos a los que se pudo hacer la prueba (28.445), es casi del 10%, una de las más altas de Europa. Pese a los últimos datos, el epidemiólogo García-Basteiro no cree que la letalidad del SARS-CoV-2 haya cambiado y lo explica así: “Lo único que hay detrás de este dato de baja mortalidad es una mayor detección. Estamos detectando más casos, hay mucho caso leve y mucho caso asintomático que antes no diagnosticábamos. Sabemos que la letalidad, si somos capaces de diagnosticar absolutamente todos los casos, es relativamente baja. Si aplicamos la letalidad sobre los casos graves, que eran los que llegaban a los hospitales durante marzo y abril y los que se diagnosticaban, la tasa será mayor”.

El ministro Illa coincide con esta interpretación: “Según los estudios de seroprevalencia que hicimos, en España hay 2,4 millones de contagiados y según nuestras cifras de fallecidos con covid hay 28.000 muertos, que son poco más del 1%”.

Focos de contagio bajo vigilancia
Illa sostiene que el crecimiento de los contagios se concentra principalmente en reuniones familiares y locales de ocio nocturno. “Es muy difícil en un bar de copas cerrado, a altas horas de la noche, tener la mascarilla puesta”, explica. Los casos importados, otra fuente de riesgo de contagio, no constituyen un problema relevante, según el ministro. “Entre el 22 y el 28 de julio hemos detectado solo 143 casos importados”, lo que supone un 1% del total. “En la Comunidad de Madrid se han detectado 7.000 casos desde el 11 de mayo y el número de contagios importados no llegaba al centenar. Aquí no tenemos el problema ahora, lo cual no quiere decir que no podamos actuar el día de mañana”. La experiencia con el tratamiento de determinados brotes ha sido positiva, según Sanidad. En A Mariña (Lugo), el problema se detectó un 24 de junio y el 2 de julio acumulaba 105 casos positivos. La Xunta de Galicia decidió cerrar el 6 de julio la comarca (14 municipios, 70.000 habitantes) durante cinco días. El ministro de Sanidad recuerda otros casos que se pudieron controlar tras adoptar las comunidades algunas medidas urgentes, como ocurrió en un brote hospitalario en Euskadi, otro en una nave de Castilla-La Mancha donde se concentraban 500 temporeros o el registrado en un velatorio de Almería.

Madrid y las dos comunidades que la abrazan, Castilla-La Mancha y Castilla y León, son tres de los territorios más golpeados por la epidemia de SARS-CoV-2. Sin embargo, el crecimiento exponencial de contagios en España desde que terminó el estado de alarma y se levantaron todas las prohibiciones de movilidad ha afectado menos a esas tres autonomías. Otros lugares, como Cataluña, Navarra o el País Vasco, también sufrieron en marzo y abril los efectos de la expansión del brote infeccioso y ahora padecen un grave aumento del número de contagios.

Desde que España dejó de estar bajo el estado de alarma, Castilla-La Mancha y Castilla y León apenas han experimentado crecimientos significativos en su tasa de contagios. En Madrid, el aumento ha llegado en la última semana, pero aun así está en unos registros (44,86 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días) que son la cuarta parte de los que notifica Cataluña. Mientras los hospitales de Madrid cuentan 185 enfermos de covid-19 (llegó a tener 15.000), Cataluña comunica 700; mientras que Madrid tiene 30 personas muy graves atendidas en UCI, en Cataluña superan las 100.

El epidemiólogo García-Basteiro no tiene una explicación precisa para estas diferencias. Hace mes y medio comprobó en una visita a Madrid que el uso de mascarillas estaba mucho más extendido que en Cataluña, cuando en aquella fecha no era obligatorio en ninguna de las dos comunidades. “Ese tipo de cosas me chocó. ¿Tiene impacto? Hombre, si el 90% de los que viven en Madrid lleva mascarilla y en Cataluña es una proporción menor, pues es posible que el grado de alerta, de respeto a las medidas recomendadas, explique algo de las diferencias que existen, aunque no lo explique todo. Es una amalgama de factores y hay que tener en cuenta que un brote se puede producir de una manera muy sencilla, en una reunión familiar donde una persona esté infectada. Y si además esa persona se va después de discotecas…”.

Medidas preventivas para combatir el crecimiento de los contagios
El ministro de Sanidad tiene una receta para controlar la expansión del virus que repite insistentemente estos días: “Las tres emes, Metros de distancia, Manos lavadas y Mascarilla”. Después de gestionar en España el mayor problema sanitario que ha vivido el mundo en el último siglo, Illa ha sacado conclusiones: “¿Cómo se para la pandemia? Con confinamiento. Y cuanto más duro sea el confinamiento, antes la paras. He leído en el libro de un amigo que se publicará en los próximos días que la pandemia del siglo XXI se ha combatido con herramientas del siglo XVII, y es verdad. ¿Qué tienes que hacer cuando la has controlado? Pues detectar precozmente, vigilar y hacer seguimiento de los casos”. Hay comunidades que se afanaron en potenciar su red de vigilancia y seguimiento, como Castilla-La Mancha, que dispuso un equipo de 420 enfermeras de vigilancia epidemiológica, una por cada 5.000 habitantes, como recomienda la Organización Mundial de la Salud, para hacer un seguimiento a los contagiados y a sus contactos. Otras comunidades mucho más pobladas, como Madrid, no se prepararon igual de bien y hay menos de la mitad de vigilantes que en Castilla-La Mancha para 3,5 veces más población.

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