Fue recto y siempre responsable en su trabajo. Capeó el peligro usando el arma más útil del ser humano, el sentido común. Demostró su conocimiento de la psicología social a cada momento encontrando la mejor solución a cada situación complicada. Supo compaginar perfectamente la vocación policial con una de sus pasiones, el mundo taurino. Vivió sin hacer ruido pero sin cejar en el empeño para poner a disposición de la Justicia "a los malos".
Así era Francisco Javier Hernández Rivas, oficial del Cuerpo Nacional de Policía adscrito a la Policía Científica y Delegado Gubernativo de la Plaza de Toros de Talavera la de Reina, que nos dejaba el pasado 23 de julio tras una dolorosa enfermedad que en poco tiempo le ha arrebatado la vida.
El próximo lunes, 3 de agosto, a las 21:00 en la talaverana Basílica Nuestra Señora del Prado se oficiará la misa funeral por su eterno descanso.
Ya no disfrutaremos más de su compañía pero el tópico de pensar que una persona no desaparece mientras permanezca en nuestro recuerdo se hace más real que nunca. Su familia, consternada, rota, sólo tiene palabras para agradecer los miles de mensajes y llamadas de apoyo recibidos tras la nefasta noticia.
Javi, como le conocían sus compañeros y los muchos amigos que deja, estuvo siempre entregado a su profesión y a su familia. Los toros, las motos y el estudio por intentar siempre actualizarse fueron otras de sus pasiones, como también lo fue empatizar con quienes a él se acercaban.
Echaremos mucho de menos a gente como él, que siempre permanecía atento a todo lo que le rodeaba para no perder detalle, como buen policía, y procurar que la Ley y la Justicia imperara en nuestra sociedad, como persona de bien.
Descanse en paz.