Estimado Ministro de Universidades.
Me gustaría dirigirme a usted como miembro de la comunidad universitaria dependiente de su Ministerio, tanto por su actuación ante la situación que estamos sufriendo, como por las declaraciones que realizó días atrás, que califico como desafortunadas.
En primer lugar, desearía dejar claro el tinte apolítico del que quiero impregnar estas palabras, pues una crítica constructiva a aquellos que gestionan mis intereses nada tiene que ver con ideología alguna, aunque algunos se lo puedan tomar de otra forma.
Dicho esto, haré referencia a las palabras que pronunció recientemente “culpando” a aquellos universitarios que retornamos a nuestros hogares de forma inmediata tras la suspensión de clases en la Comunidad de Madrid.
Querría recordarle que todo esto lo hicimos en el mismo marco temporal en el que todos sus colegas de Gobierno restaban importancia a la situación y tan sólo 24 horas después de que ustedes acudiesen, “alegremente”, a multitudinarias manifestaciones y eventos que se produjeron esos mismos días.
No voy a achacarle ahora nada respecto a eso, pues nada tiene que ver; sólo quiero hacerle saber que, en las declaraciones que hizo usted, nos tomó como imprevisores ante la epidemia cuando ustedes, máximos representantes de los españoles, estaban actuando de esa manera. Y, claro, según usted, ahora nos encontramos con el “problemita” de los alquileres que finalizan y la imposible recogida de nuestros enseres.
En un ejercicio de retrotracción y sinceridad consigo mismo, ¿de verdad los días 10 y 11 de marzo usted (incluso con más información sobre la situación que nosotros) se imaginaba que los próximos tres meses los íbamos a pasar sin salir de casa? Por supuesto que no. Me respondo yo mismo al acordarme de la postura pasiva de su Gobierno por aquel entonces.
Y no, no somos “niños de papá” que vinimos a nuestros hogares para “divertirnos”, pues –aunque ustedes no se habían pronunciado por aquel entonces– el pánico ante tal incertidumbre de unos padres que tienen a sus hijos en residencias y colegios mayores, conviviendo con cientos de estudiantes, o en pisos con otros compañeros, en el mayor foco del virus, era total.
Y vuelvo a preguntarle, ¿usted habría dejado que su hijo se quedase a cientos de kilómetros de su domicilio habitual conviviendo con decenas de estudiantes en el que se ha dado en llamar el “Wuhan español”?
De nuevo, por supuesto que no. Eso nace de la normal preocupación que tiene cualquier padre para con su hijo.
Finalizo aprovechando esta carta para exhortarle a que deje de “culpar” a los ciudadanos, pues aunque entiendo a la perfección la situación de no movilidad –como no podía ser de otra manera– lo que no puede hacer es manifestarse de la forma en la que lo ha hecho.
Lo que sí le pediría, aunque ya sea tarde, es que ejerza como Ministro de Universidades que es, pues tanto el que le escribe como otros tantos de miles de universitarios, nos vamos a presentar a unos exámenes con una total incertidumbre; en muchos, o la mayoría de los casos, sin haber recibido ni una sola clase a distancia en determinadas asignaturas, ni ningún medio para estudiar y adquirir las competencias necesarias.
Y sí, ésta y otras son las únicas realidades sobre la situación de las universidades. Se lo traslado por haberlo experimentado en primera persona. Desde el plano de los estudiantes estamos ‘sufriendo’ más de cerca que usted el actual funcionamiento de estas. Así es que, por favor, deje de “CULPAR” y RESUELVA.
No obstante, estaría encantado de, si este escrito le llega y así lo desea, contactase conmigo a través del mismo medio, al que agradezco me brinde la ocasión de expresar mis pensamientos y propuestas.
Un cordial saludo, su administrado.
(Un estudiante de la Universidad Complutense)