Luis González
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Yo siempre digo lo mismo, que casi todos los medios informativos nos acribillan a “noticiazos”, mientras está en el candelero y se pueden vender más periódicos, revistas o tener mayor índice de audiencia…, y después, cuando pasa la tormenta, nadie se acuerda de nada.
¿Por qué los medios no sacan a relucir, de vez en cuando, lo que hacen los antiguos corruptos? ¿Qué hacen, cómo viven, dónde viven… para que la gente vaya, también de vez en cuando a saludarles y a recordarles su pasado? ¡Será, tal vez, porque eso ya no venda!
Por otro lado, ¿cómo es posible que haya casos tan evidentes de corrupción y dignos de una “calificación definitiva”, según oyes “a unos”, que se conviertan en totalmente oscuros, si oyes “a otros”? Forzosamente, alguno de los dos no dice la verdad y, muchas veces, ni parte de la verdad. (¡Fíjense que no pido “toda la verdad”, aunque sería lo correcto!). Pero es que, al final, unas veces, unos llevan la razón y otras veces son los otros los que la llevan y por eso, en definitiva, ninguno de los dos sale dañado, ni se les condena por nada. Es cierto que los políticos se lanzan las flechas unos a otros, pero saben muy bien que tienen un buen escudo con “otros casos” para lanzarles a sus adversarios. A los ciudadanos nos hacen estar pendientes de los diferentes casos de corrupción y nos lanzamos verdaderamente los trastos a la cabeza, haciéndonos daño de verdad, sobre todo en la convivencia diaria, y mientras, ellos (los políticos, corruptos o no) están comiendo y bebiendo juntos, naturalmente sin que haya cámaras presentes.
Yo creo que los ciudadanos podemos hablar, sólo una vez cada cuatro años y nos da poco margen para actuar, porque únicamente los políticos son los que tienen derecho a hacer las leyes y claro como son ellos los que las confeccionan, las elaboran para que no les dañen a ellos. Si alguno de los ciudadanos sale perjudicado, peor para él, que “no me hubieran votado”, se dicen los políticos.
Los ciudadanos pedimos, por favor, ¡que la justicia actúe con mayor rapidez! Que no mareen tanto la perdiz, para que el ciudadano sepa a qué atenerse. Si es que sí es corrupto o es que no. ¿Merece la pena que tengamos que oír tantas veces que se han regalado unos trajes a un señor? ¿Qué un Faisán tenga un vuelo tan largo? ¿Qué Malaya sea la operación que se descubrió hace tiempo? ¿Qué los ERE´S de Andalucía sean una ERRE doble? ¿Qué pasa con tantos alcaldes y concejales…, de uno y otro signo? ...
¿No será que les interese enormemente a todos los políticos que los ciudadanos estemos divididos y entretenidos con estos casos, para distraernos de otros muchos problemas más graves, como el paro, la miseria, los desahucios, la inseguridad… y tantos y tantos otros motivos que de verdad son los que nos deben preocupar a los ciudadanos? ¿Cómo es posible que se tarde tanto tiempo en dar una sentencia si uno es culpable o no, cuando hay tantas pruebas evidentes? O al menos así las presentan como tales. Yo me pregunto, si no son verdad, ¿por qué no actúa la justicia, contra los que lo dicen?
Yo creo que los políticos hacen casi siempre una gran montaña donde sólo hay un montoncito de arena y al mismo tiempo ven la paja del ojo ajeno y no ven la viga que tienen en el suyo. Pero les interesa hacernos ver que se están torpedeando con los políticos corruptos, cuando en realidad están haciendo el paripé. Todo es de cara a la galería. Pienso que la política y la justicia no deben mezclarse para nada y aquí en España se traen un compadreo entre ellas que ¡válgame Dios! ¿Por qué los altos cargos de la justicia deben ser nombrados por los políticos, si ellos saben que hoy por mi y mañana por tí? ¿Por qué no es totalmente independiente la una de la otra? Yo siempre entendí que la una debe ir por un camino totalmente diferente de la otra. En cambio aquí, en este país, convergen en la cumbre de la montaña y se reúnen para celebrar sus bacanales particulares. La política intenta meter las narices en todo y así nos va, cada vez que la justicia tiene que intervenir en un caso de alto rango político, que si tu, que si yo, y no nos solucionan de verdad lo que deben solucionar.
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