OPINIÓN

El empresario y su laberinto

Javier Rivas

Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
La bilis me pide a gritos que hable de cierto nepotista que estos días se ha paseado por la pasarela de la mendacidad. Pero tiempo y lugares habrá para ello.

De momento me ocuparé de cosas menos prosaicas y que merecen más la pena, aunque tengo dudas.

Y digo lo de las dudas, pues entre otras cosas me interesa escribir de las declaraciones del Sr. Juan Nicolás, en las loables jornadas que a iniciativa de este semanario y de la Cadena Ser, se llevarán a cabo en los próximos meses “Ser la Voz”.

Resulta que el jefe de los patronos de la región se suma al discurso, de alto contenido político e intelectual, de que basta con que cambie el gobierno, supongo que se refiere a que cambie el partido del gobierno, para que al minuto siguiente se arregle la crisis. Y si grave es que los políticos se agarren a discursos tan insultantes, más lo es que a modo de fiel vasallo, lo hagan también los empresarios, que ahora reclaman que el gobierno regule a los bancos, que intervenga en la economía, que imponga la bajada de salarios y que impulse la inversión extranjera ¿Se han convertido al socialismo?. Y claro, si un culpable hay de todo lo mal que nos está pasando es el gobierno central, no así el regional, con el que seguramente le unen otro tipo de intereses empresariales, que le obligan a estar más suave y amoroso.

Lo malo es que a algunos aún nos funciona, cada vez peor, la memoria, y recuerdo con nitidez cuando este señor y sus compañeros empresarios, alardeaban de ser los artífices del gran crecimiento económico que disfrutamos hace apenas 3 o 4 años. Y ufanos sacaban pecho por ser ellos, y no el gobierno, los que creaban puestos de trabajo y los que creaban riqueza, y es más, exigían al gobierno que no interviniera en la economía, pues ellos solos y el sacrosanto mercado, se bastaban para llevar en volandas al país a las más altas cotas de riqueza y progreso económico.

Como cambia el cuento, ¿verdad? Y si grave es que este señor y los suyos nos tomen por gilipollas y desmemoriados, más lo es aún, que en esas charlas, en las que estuvieron presentes políticos, sindicalistas y empresarios, nadie osó levantarse y cantarle las verdades del barquero a este insigne señor. Al menos eso me han dicho, pues no pude asistir. Si el que calla otorga, está claro que los que allí asistieron otorgaron y dieron por bueno el discurso del Sr. Nicolás, lo que no sé es si fue así por convencimiento verdadero o por simple ignorancia. Cada vez está más claro que lo que hay que cambiar y con urgencia, es a nuestros representantes políticos, (a casi todos), sindicales, (a casi todos) y empresariales, (a casi todos, claro).

Para próximas ocasiones trataré lo de la Sra. De Cospedal y sus ausencias. Vergonzoso.

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