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OBITUARIO | Fallece José Luis Rodríguez Gallego, JL, conocido bancario de Talavera

Irene González Moreno | Viernes 27 de marzo de 2020

En medio de toda esta crisis del Coronavirus hay personas, muchas, que se nos están dejando por culpa del maldito enemigo que ha invadido nuestras vidas.

Otras, sin embargo, no formarán parte de las estadísticas del COVID-19 (esas que hasta con morbo algunos escudriñan) porque el cáncer fue su verdugo. Es el caso de un buen amigo de esta casa, que siempre se portó como un hermano con todos los que formamos La Voz del Tajo y que fallecía en la mañana de este miércoles.

José Luis Rodríguez Gallego, conocido en su amplísimo grupo de amigos como JL, emprendía camino a otra dimensión con el orgullo de poder haber sembrado miles de amistades desde su puesto en la banca. Pasó por el Central, el Hispano y, estos últimos años, trabajó en el Banco Santander.

De cientos de empresas –de múltiples calibres– a miles de particulares de toda la comarca disfrutaron de su exquisito trato tras la mesa del banco. Siempre se comportó como un amigo leal y se desvivía por cualquiera que lo necesitara sin temor a echar las horas y los esfuerzos que fueran necesarios para hallar la solución a los problemas de la gente.

Reza el dicho que “Dios te libre de las alabanzas….” pero JL, José Luis, no sólo se merece nuestro respeto, nuestra admiración por su inmensa talla personal, sino que su ausencia nos ahoga en una pena difícil de expresar con palabras y que compartimos con sus familiares.

Aquí abajo les reproduzco las palabras que le he pedido a Raúl Díaz, uno de sus amigos personales y mío propio, para poner en el lugar que merece a D. José Luis Rodríguez Gallego. Descansa en paz, querido JL.

Alberto Retana.

El jabato triunfón (in memoriam)

Era julio de 2018 y estábamos en una terraza en la plaza de la Trinidad. Recogí ese mismo día a primera hora de la tarde a JL para asistir al entierro de un amigo cercano, muy cercano… Y mientras disfrutábamos del plácido lugar, tras la ceremonia, se echaba las manos a la cabeza: ‘Chuchi… pero ¿cómo ha podido ser?’.

Ahora le toca irse a él. Se acabaron los gintonics, los vinos, los almuerzos… Nos conocíamos desde hacía treinta y tantos años y tuvimos ratos buenos, excelentes, malos y pésimos. ‘¡Hombre, jabato!’ Era tu saludo. ¿Y recuerdas cuántas veces nos llamamos ‘triunfón’ mutuamente? Por eso he titulado estas líneas así. He de ser breve, por lo que sólo me queda un óptimo recuerdo sobre ti, aunque fueras un cabezota. Pero eras fiel.

Quedas en tu mausoleo, junto a los otros donde coloco a cada uno de mis grandes amigos desaparecidos. Cada vez tengo que ampliar más el espacio.

Descansa ya, José Luis. De todos tus tormentos. Que no eran pocos.

Raúl Díaz Gutiérrez.

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