España es lo más importante
(Foto: Globedia).
El Ciego del Berrenchín
David Martínez | Miércoles 25 de marzo de 2020
Día 12 de confinamiento en casa -llevamos mi Lola y yo cinco días sin salir desde la última compra, porque cuando se sale hay que hacer el acopio necesario para, al menos, cinco días- con el ordenador con música de Sabina de fondo, alguna película que otra y paciencia -mucha paciencia- y resignación para cumplir con los mandatos de los que saben de esto -los profesionales- y las disposiciones gubernativas ante el Estado de Alarma. Es de civilizados y de personas responsables. Miro por la ventana -la tengo frente al ordenador- y salgo a las ocho de la tarde a aplaudir. Es mi única actividad, aunque también es cierto que estoy recopilando mis cosas -versos y artículos de fútbol sobre todo- por si cuando esto acabe del todo me da por hacerlos impresos, sobre todo para mi familia y algunos amigos. Y hay, ya lo creo, para dar y tomar tras tantísimos años de actividad en la comunicación. De cuando en vez le envío alguno de ellos a Alberto para que los cuelgue en su medio. Es mi forma de sobrellevar esta situación y lo tengo -mi Lola también- asimilado, aunque eche de menos a mi familia, sobre todo a mis nietos, con los que procuro hablar -y ver- un par de veces al día a través del celular, que dicen por ahí. ¡Qué inventazo! Y por él, aunque suelo mirar la prensa digital todos los días -varias veces-, estoy al corriente de amigos y familiares, hasta el punto que en ocasiones se colapsa. Me agradan los que tratan del ingenio y el humor -que tanto nos hace falta-, y me siento orgulloso de los solidarios, de los que hablan de emociones y sentimientos, de la bondad de muchísimos españoles, de la grandeza del ser humano ante situaciones como la presente y de los héroes... Sí, de médicos, enfermer@s, limpiadoras, celadores, policías, bomberos, sepultureros, farmacéuticos, militares, tenderos, transportistas, comerciantes, empleados de supermercados, de los músicos de los balcones para levantar los ánimos, de los cuidadores de ancianos y de... todos ustedes. Sí, los que sacan a la mascota lo mínimo necesario, los conductores de ambulancias, los trabajadores del campo, los ganaderos, los que nos animan cada tarde con el “Resistiré”, los que salen estrictamente a comprar y no a pasear, y...
Pero no soporto, no -y no les odio porque a mis 66 años sigo sin capacidad para ello- a los intransigentes, a los irresponsables, a los que se saltan la ley por capricho, a los mezquinos que no piensan en la gravedad del momento, a los más de treinta mil sancionados, a los que se enfrentan a la autoridad y, especialmente, a los que en estos momentos hacen de la mentira y la manipulación - sembrando el odio para recoger réditos políticos más adelante- su modus operandi. Y me explico...
No seré yo quien salga en defensa del gobierno de Pedro Sánchez, pero tampoco ejerceré -como otros- como acusador en una situación como la actual, que ha desbordado a todos: gobiernos de la mayoría de los países de occidente y organizaciones políticas y sanitarias del mundo. Y es que nadie, absolutamente nadie, podría imaginarse hace unos días de la magnitud del problema. Todos hemos fallado al no prestar la necesaria atención a lo que estaba ocurriendo a finales de enero en Wuhan, porque China nos pillaba muy lejos y, además, era solo una provincia en el gigante asiático. Y hoy nos lamentamos porque nos encontró con los deberes sin hacer. ¡Qué fácil es torear a toro pasado! Los partidos de liga, las manifestaciones del 8-M, los actos políticos de VOX, las convenciones comerciales o los eventos sociales de finales de febrero y principios de marzo nos los rebozamos ahora por los morros. ¡Cuánta hipocresía! De haberlos suprimido, entonces, nos habrían tratado de alarmistas, manipuladores, anti no se qué... Cinismo puro el de algunos ahora, incluidos muchos medios de comunicación y no pocos tertulianos.
Los socialistas últimamente en España -y está la historia ahí para corroborarlo- no tiene mucha suerte cada vez que llegan al gobierno. Pero lo de esta ocasión supera a las anteriores y claro que no es sencillo afrontar la situación sin errores. Me gustaría saber si la conciencia de los que están ahora en la oposición y utilizan los yerros para cobrar factura estaría tranquila si les hubiese tocado a ellos gestionar esta crisis. ¿Dirían lo mismo que están diciendo algunos? No, seguro. Y menos aún cuando ha quedado demostrado que Sánchez y los suyos no son culpables de todo lo que se les imputa, cuando es una evidencia que no hay recursos suficientes en el Estado para afrontar la situación. ¿O es que la falta de mascarillas, respiradores, guantes, protectores externos como batas o viseras y gafas, camas de UCI, personal sanitario es imputable a quienes llevan solo unos pocos meses al frente? Rotundamente NO. La lucha ahora es de todos y los políticos sois quienes más obligados estáis a dar ejemplo, poniéndoos a disposición de quien gobierna, que está demostrando gallardía, dedicación y riesgo para evitar las muertes -esas que no parecen importarles a algunos- que todo de esto es lo que más duele.
No, el pueblo ni quiere ni necesita de estos políticos que únicamente están pensando en superar esta crisis para echarle en cara aquello que no se ha hecho bien, pero que le habría sucedido a quien gobernara cuando el bicho nos ha llegado. No mienta, ustedes, y aprovechen la ocasión para indagar en sus conciencias por lo que está por llegar, que si la providencia no lo remedia puede ser aún peor. Y me estoy refiriendo al colapso económico que nos espera. Será entonces cuando tendrán que quitarse las caretas para remar en la misma dirección; para demostrar a sus votantes que España les importa más que la bandera y su ideología. Sí, don Pedro Sánchez, don Pablo Iglesias, don Pablo Casado, don Santiago Abascal, doña Inés Arrimadas y demás. Es a ustedes a quienes me estoy dirigiendo porque son ustedes los que tienen nuestro mandato -por nuestros votos- para afrontar como estadistas lo que este pueblo va a necesitar. Y va a ser mucho, aunque lo primero es vencer a este maldito virus que nos atormenta. Estaré atento, no lo duden, para cuando mi España vuelva a la naturalidad. ¡No lo olviden, como no deben ignorar a los muchos muertos que ya se ha cobrado! Y #quédateEnCasa.
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