“For a man’s house is his castle”, mi casa es mi castillo, Edward Coke, jurista inglés, formuló esta conocida frase a finales del SXVI. Y así por tal tenemos tenerla en los atribulados tiempos que nos ha tocado vivir. No sentirnos encerrados en una prisión, sino protegidos por los inexpugnables muros de un castillo que no podrá ser tomado por ningún atacante exterior.
Resulta complicado asumir esta realidad tan extraordinaria, nos sentimos aún como protagonistas involuntarios de alguna de las muchas series de catástrofes que hemos podido ver en Netflix u otra plataforma digital. ¿ Realmente esto está ocurriendo? ¿Son ciertas las imágenes de nuestras ciudades y las de todo el mundo despobladas por completo?. Miramos la televisión y aún nos pellizcamos para comprobar si todo no es mas que una terrible pesadilla.
Podríamos entrar a valorar si las medidas adoptadas por quienes nos gobiernan han sido las más adecuadas o no, o si se han impuesto más tarde de lo necesario. Pero ahora no es el momento para eso, ya se podrá hacer con frialdad cuando esta situación sólo sea un mal recuerdo. Porque queridos amigos y amigas lectores, todo pasará y la humanidad continuará su imparable avance hacia un futuro mejor. No es la primera vez que el ser humano se ha visto en tesituras de peligro y dolor. No es la primera ni será la última, y en esta ocasión, como después de todas las anteriores ,continuará la vida hacia delante.
Habrá que sacar un aprendizaje de esta crisis. No olvidemos el origen de esta palabra. “κρίσις”, término que en la Grecia clásica no tenía un significado negativo. La crisis es el momento en que la rutina ha dejado de servirnos como guía y necesitamos optar por un camino y renunciar a otro. Naturalmente, esta decisión ha de hacerse de un modo prudente, teniendo en cuenta las consecuencias de cada alternativa. Nos haremos conscientes de que seguimos siendo vulnerables, de que nadie está salvo por completo con independencia de su origen o estado, y sobre todo, que para sobrevivir los humanos nos necesitamos los unos a los otros, y que todos formamos parte de la misma gran familia y como tal hemos de ayudarnos sin mirar requisitos ni condiciones.
Como decía Scarlet O´hara en "Lo que el viento se llevó", "después de todo mañana será otro día", y ese día todos podremos llenar plazas y calles, podremos volver a besarnos y a abrazarnos y lo haremos por fin con la certeza de que nadie nos es ajeno. Allí os espero, a todos y cada uno de vosotros y vosotras para celebrar que una vez mas hemos vencido.