Mª Elena Paniagua | Sábado 08 de febrero de 2020
Hablemos del campo, del que se ara, se siembra, se cultiva y se cosecha. Yo soy de un pueblecito de la provincia de Toledo llamado Torrico, allí la mayoría de sus habitantes se dedicaban y dedican a la agricultura y la ganadería y fíjense si era rentable y había ganancia a manos llenas, que normalmente las mujeres para apuntalar la economía doméstica se dedicaban a coser manteles, esos de belleza inigualable como son las labores de Lagartera (que por cierto hace pocos era mencionada en Vogue)
Pues sí, el campo da poco, apenas para vivir, pero es el sinvivir de sus trabajadores, si llueve mucho mal, si no llueve peor, si graniza muere la cosecha, siempre mirando el cielo a ver qué trae…¡qué duro es el campo!
Pero los políticos, todos, se comprometieron en la campaña electoral con el campo, porque allí es donde está eso que ahora llaman: “la España vaciada”. ¿Entonces dónde está el problema?
Oigo algunos políticos quejarse de las manifestaciones y si hay algún currito más currante que el agricultor que me lo digan, debe ser de los trabajos más duros y peor pagados y sin embargo el representante de uno de los sindicatos les insulta ¿pero él no defiende a los trabajadores? ¿a cuáles? ¿a los de su oficina? Y los que fueron a la feria de Don Benito…esos palos que les dieron ¿acaso fueron más violentos que los catalanes en las calles quemando y arrasando todo lo que encontraban a su paso?
Esto está completamente desproporcionado y saben por qué, porque ellos, los gobernantes, no van a la compra, si lo hicieran sabrían que toda esta gente que se está manifestando tienen más razón que un santo.
Hablan de que les pagan a 0,15€/kg del producto, me da igual céntimos arriba o abajo yo voy a la tienda y todo está por encima del euro o los dos euros, que casi me dan ideas de plantar mis propios frutales y mi propio huerto, pero saben qué? Es muy duro, hay que trabajar mucho, igual luego viene una plaga y se me come el árbol, o tengo que gastar mucho en productos para eliminarla….¡Qué duro es el campo!
Y digo euro y pico o dos euros, pero hay otros productos que el precio se eleva escandalosamente, dígase la fresa a cinco o seis euros, una vez vi cerezas a 18€ ¡casi hiperventilo!
La mejor manera de mantener la España vaciada con sus propios habitantes y que no se vayan a buscar empleos mejores es ayudar al campo, no necesitan fórmulas mágicas ni proyectos espectaculares, las dificultades del campo es lo que hace que la gente se marche, que no merezca la pena cultivar porque después de mucho trabajar no cubres ni gastos, porque además echas más horas que un tonto, que le den a un agricultor la tabla esa que inventaron para rellenar la jornada laboral: hora de entrada las 5;00- hora de salida las 20;00. Según el gobierno estaría fuera del horario laboral estándar, deberían pagarle “nosecuántas” horas extras porque si no, quedan fuera de la cotización y sería fraude y bla bla bla.
Con el campo todo se desestandariza (no sé si existe pero bueno). Explíquenle a un agricultor que debe echar las 8 horas justas de la jornada laboral, seguro que se troncha de la risa o cuando hay que cosechar que igual hay que hacerlo de madrugada…¡Qué duro es el campo!
Pero es más duro oír tanta payasada por boca de político ignorante, por lo menos en este tema, que lo más cerca que han estado de un tractor, fue en campaña; o de un corderito, al que acariciaron….en campaña; o con un azadón ¡bueno esto ni saben lo que es, ni donde se enchufa, como dice un amigo mío!
Qué pena de gente, me refiero a los políticos, opinan desde la ignorancia; hablan desde el desconocimiento, pero sobre todo hablan y hablan aunque no digan nada, eso sí se les da bien.
Señores gobernantes, vayan una semana con un trabajador del campo e intenten seguir su ritmo ¡una semana solo, no pido más! Seguro que no podrían tampoco y vean lo que es el campo, lo que se trabaja, lo que afanan, lo que sudan o el frío que pasan y después hablen, mientras no hagan eso ¡CÁLLENSE! Porque para opinar hay que no conocer y ustedes, precisamente ustedes no tienen ni idea de lo ¡duro que es el campo!
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