La orilla derecha
Rafael de la Cruz | Martes 08 de octubre de 2019
Ojalá dejara de pensarte como ayer,
ojalá no existieras.
Ojalá te borraras de mis memorias,
ojalá que fueras una extraña con la que tropecé ayer.
Ojalá fueras el olvido que hoy deseo...
Para así dejar de desearte
para así dejar atrás el tiempo
para así volverme nada
y seguir aquí borrándote poco a poco
en cada nuevo día.
Ojalá que en mi recuerdo
murieran esos besos,
ojalá mi mente dejara tu cuerpo.
Si nos arriesgamos una vez,
fue una locura, fue pura sed,
ojalá nos pudiéramos arriesgar,
otro día mas.
Ojalá muriera tu recuerdo, o tal vez...
.... ojalá se reviviera el momento.
Ojalá pudiera encontrarte al doblar la esquina,
en aquel banco o caminando sobre la arena,
de aquella playa nuestra donde contemplamos las estrellas.
Pero, no es posible.
Pero sé que en cada ojalá que diga
con mi corazón entro en contradicción,
y es que en cada ocasión
te reafirmas más en mi vida.
Porque al querer borrarte
como si fueras un trazo en un papel,
de mi alma surge un pincel
que prevalece para dibujarte.
Y aparece tu sonrisa y la luz de tus ojos aparece.
y las palabras que salieron de tu boca al despedirte.
Tus blancas manos saludando desde la ventana
del bus aquel en que te fuiste.
Ojalá pudiera alcanzarlo.
Ojalá nunca llores porque tu conciencia duele
y que nunca necesites el amor que hoy no quieres.
Ojalá que no despiertes de tus falsas ilusiones y tu
comprendas muy tarde, como los amores mueren.