La orilla derecha
Rafael de la Cruz | Sábado 28 de septiembre de 2019
Todos aquellos que utilizáis las redes sociales habréis comprobado una de las funciones de facebook, la consistente en el recuerdo que nos hace de aquellas fotos, comentarios o noticias que publicamos en la misma fecha pero en años anteriores.
Mas de una vez esa memoria virtual nos ha sorprendido mostrándonos momentos que habíamos enviado al olvido, a veces sin darnos cuenta y otras en un ejercicio de higiene mental. Pero allí está ese archivo de nuestra vida para rescatar paisajes, personas o emociones. Nos hace patente el inexorable transcurrir del tiempo y como estamos en un permanente camino en que todo cambia y poco permanece, incluso nosotros mismos no somos quiénes fuimos ni probablemente seamos mañana quienes somos hoy.
Pero no queda sólo en esa función recordatoria la intromisión que facebook hace en nosotros. Hace lo que casi nadie se atreve a hacer, comienza siempre con una pregunta, nos mira desde la cámara de nuestro teléfono o nuestra tablet, analiza nuestros recuerdos y los de nuestros amigos y nos dice: "¿Qué estás pensando?"...¿Qué estoy pensando?...Miramos hacia nuestro interior para buscar la respuesta a esa pregunta y a veces hacemos casi un intento de contestar en voz alta, de confesar que pensamos ante esos recuerdos que nos acaba de plantar ante los ojos, pero callamos, incluso frente a una pantalla callamos.
Vivimos tiempos confusos, tiempos en los que demasiadas personas ante la pregunta de facebook, frente a sus recuerdos, no puedan evitar pensar como Jorge Manrique que "cualquiera tiempo pasado fue mejor". Pero Facebook hay algo que no puede hacer todavía,algo que sólo está aún en nuestra mano.No puede mostrarnos el futuro, y no puede por la mas simple pero inapelable de las razones, el futuro no existe.El futuro debemos construirlo usando las piezas de las que disponemos, somos cada uno de nosotros los únicos capaces de conseguir que cuando dentro de un año nos muestre tal y como somos hoy y nos pregunte que estamos pensando, una sonrisa ilumine nuestro rostro y podamos responderle: que fui feliz y lo sigo siendo. Hoy puede ser ese día.