Ignacio Rodríguez
David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Este último jueves universitario fue de canción de Sabina… Ésa, ya saben, de ‘y nos dieron la una, las dos y las tres…’ hablando, o discutiendo, mi tronco y yo, de Economía.
Sí, así como suena: del PIB, las exportaciones, los mercados, la prima de riesgo, los bonobasura… ¡Vamos que parecíamos el telediario! Y manda huevos, y hasta nos chillamos, como el la tertulia del sábado noche en Tele5. Parecíamos, por momentos, el Juli y el Félix en plena mediodía en El Gato.
Ya el viernes, de mañana y como no podía ser de otra manera, el ‘Espidifen’ de rigor para ‘abaratar el dolor de cabeza’ -ahora que aún no hay copago- y camino del currelo, ése que tanto para mí como para mi tronco comienza a ser peor que una pesadilla. No se vende, no hay actividad, no conocemos lo que nos espera… ¡Alto, cómo que no! Ere que te crió por no cumplir objetivos durante tres trimestres y a la puta calle con una mano delante y otra detrás, tras 25 años, 36 años, dando beneficios, dejándonos la piel, soportando 40 grados de fiebre, y cagalera, con el volante entre las manos y viniendo al currelo hasta sin dientes…
Él votante del PP y Rajoy y yo abstencionista convencido mientras no se cambie esta Constitución (¡Qué curioso, Juan Carlos de caza de millonarios con la que nos está cayendo y se fractura la cadera casi el mismo día que algunos celebramos la República), por fin coincidíamos en algo: ‘éstos que ahora gobiernan están barrenando a la clase media (a la que los dos pertenecemos) que es el único motor de una sociedad de progreso y bienestar’. Es, a mi juicio, la pedagogía social de la que hablaba Rajoy. Y mi tronco insistiendo: ‘¿Y con Zapatero estaríamos como estamos hoy?’. Amigo… si te pudiera contestar tú y yo seríamos millonarios, porque la primitiva, la bonoloto, el euromillón, el cuponazo, el gordo de la primitiva y hasta esa quiniela que nos hace devanearnos los sesos cada semana para luego cobrar seis euros, ya estarían en nuestras buchacas, ¿no te parece?
Y dicho esto, sólo le puede responder que nuestro destino es día a día más claro y más rotundo: la pobreza general en base a la sumisión y la decadencia a la que nos guían quienes no hace mucho, en campaña electoral eso sí, decían que ‘crearían empleos y riqueza social con inversiones públicas y privadas que relanzarían a la economía del país llegando a todos los sectores laborales’. Y nos dan, a cambio, despido barato, paisa, barato, ajustes y recortes. Una pesadilla, vamos. Bueno… y mucho fútbol para que no pensemos, por ejemplo, en el ‘Mayo francés del 68’. ¿No lo creen así?