Llega la hora de la verdad. Estamos a horas de decidir el futuro de esta región llamada Castilla-La Mancha, del porvenir de nuestros pueblos y ciudades, y la lucha política está siendo encarnizada.
En los últimos años la gente ha sentido esa brecha extrema con sus gobernantes, pero el nuevo condimento de la ensalada pública, con la irrupción de formaciones más nuevas aún ha recuperado el comentario sobre la política en la calle.
Ya cualquiera exhibe sus ideas sin temor a que lo señalen. Y eso es bueno, es sano.
Pero se nos está escapando un detalle que puede hacernos caer en errores del pasado.
Por mucho que nuestro voto protesta quiera dar un escarmiento a los dos grandes partidos de este país, no hacemos sino alimentar la dictadura de las minorías.
Esa situación nos llevaría, de nuevo, a los años 80 y 90 en que los partidos nacionalistas catalanes y vascos hicieron “lo que les pareció bien” con los gobiernos de González y Aznar.
El chantaje del puñado de votos.
La famosa bisagra.
¿Lo recuerdan?
El aviso a PSOE y PP está dado desde el nacimiento de Podemos y Ciudadanos y la llegada de VOX ha terminado de poner la guinda en un pastel que les amarga cada día más.
Así, tenemos dos opciones: o terminar con un gazpacho difícil de digerir con la calculadora en la mano o agilizar las soluciones que pueda adoptar un gobierno reforzado con mayoría clara.
La mayoría de los países de nuestro entorno que tienen gobiernos asentados y moderados progresan más deprisa mientras en este lugar en que nacimos nos perdemos en discusiones estériles sobre cada coma, cada acento o el género de una palabra.
Piensen bien qué nos interesa más, si seguir a remolque de los remilgos de quienes buscan ese cinco por ciento para colocar dos o tres diputados o potenciar las soluciones de un gobierno fuerte.
Esta reflexión se extrae de los resultados de las elecciones generales de hace sólo un mes. Analicen la composición del Congreso de los Diputados y miren cómo se puede ralentizar cada decisión ante la prisa obligatoria que tenemos por solucionar los problemas que nos acucian. Es el famoso ‘voto útil’ que tanto se reclama.
En zonas como la nuestra, Talavera, Toledo o Castilla-La Mancha se pueden dar circunstancias parecidas de disgregarse el voto tantísimo como se ha hecho a nivel general, pero esa es la ‘magia’ de la llamada democracia.
En cuanto a lo más local, ¿qué quieren que les diga? Entre las amenazas veladas que nos lanza el aún alcalde de Talavera, Jaime Ramos, por publicar la verdad sobre su desinterés por la cerámica antigua que se ve en la ciudad, la tensa espera que tiene su excompañero Javier Porras, el cual se tendrá que enfrentar a un juicio el próximo 10 de junio por las injurias de su alter ego “Atilano Guerra Zapatero” contra Tita García o el caso cloro, que aún tendrá que darnos muchos titulares como el posible retraso de la apertura de las piscinas municipales, ustedes pueden preferir votar a ciegas o en conciencia y con la cabeza puesta en la realidad. De eso depende, y mucho, nuestro futuro.