OPINIÓN

Dirigir desde fuera

Emilio Jiménez

David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Está absolutamente claro que no hay nada más antidemocrático que un partido político.

Curiosamente, estas herramientas que luchan por la democracia son la que menos gala hacen de ello y, además, en su seno ocurren pasajes dignos de resaltar. Uno de ellos, por ejemplo, es que en varias poblaciones los órganos de dirección de estas formaciones no viven en éstas porque su vida laboral les obliga a que permanezcan, en algunos casos, a muchos kilómetros de distancia de la agrupación o junta local a la que dirigen.

Así, en esta época en que se está dando forma a las diferentes candidaturas, aquellos militantes que residen en los lugares en los que presentarán la lista deben de esperar a que los dirigentes, que están fuera, hagan su aparición en el sitio para cristalizar de una vez por todas dichas candidaturas. Hasta se da el caso de que las reuniones de los partidos se deben de aplazar porque no pueden estar presentes los dirigentes.

Son gentes apegadas al poder, que no permiten que ocupen sus puestos compañeros que, por residir en el sitio, conocen mucho mejor los problemas de sus convecinos. El otro día, me contaban que uno de estos dirigentes hizo su aparición en la reunión que el partido había convocado para elegir candidato con la idea de situar a su preferido. Resulta que el señalado por el “forastero” no tenía ni la mínima intención de presentarse a la contienda electoral. Es una muestra de la incompetencia que manifiestan la mayoría de aquellos que quieren dirigir desde fuera. Las formaciones políticas deben de dejarse de mirarse al ombligo y meditar el por qué cada vez se afilian menos. Una de la causas puede ser esta que acabo de exponer. Aunque, evidentemente, existen muchas más que han hecho que el desánimo cunda entre la población y se fomente, en cierta forma, la abstención.

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