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La primavera no altera la sangre de los españoles. El 40% ha tenido problemas en la cama

Irene González Moreno | Jueves 04 de abril de 2019
Que el cambio de estación lleva aparejados cambios en nuestra rutina y en nuestro cuerpo es una realidad sobradamente conocida. Nuestro refranero lo plasma a la perfección con una muy concreta: “la primavera, la sangre altera”. Pero, ¿qué hay de cierto en este dicho? ¿Cuáles son las alteraciones que sufre nuestro organismo? Y, más concretamente, ¿cómo nos afectan a los españoles? El comparador de seguros de salud Acierto.com ha analizado todas estas cuestiones en su último informe.

Sí, porque durante esta época del año sufrimos cambios hormonales, pero también emocionales y conductuales, que acaban condicionando la manera que tenemos de interactuar con nuestros allegados -dentro y fuera de la cama, de ahí la pluralización-. Para empezar, el incremento de las horas de luz y la exposición al sol aumenta la secreción de endorfinas.

Estas, a su vez, nos predisponen a tener relaciones sexuales y mejoran nuestro estado de ánimo -se las conoce como las hormonas de la felicidad-. Asimismo, la vitamina D del sol aumenta los niveles de testosterona, precisamente la responsable de que el deseo sea mayor. También ayuda el hecho de aligerar el vestuario. Ahora bien, esa mejora climática también imprime una huella negativa en algunas personas, que se sienten más cansadas, faltas de energía y tristes. Experimentan lo que se conoce como astenia primaveral.

El 40% de los españoles ha tenido problemas sexuales
En cualquier caso, lo cierto es que, independientemente de la secreción de hormonas, esto no acaba traduciéndose en un incremento de las relaciones sexuales satisfactorias. Además y según el informe de Acierto.com, tampoco podemos perder de vista que casi el 40% de los españoles ha tenido algún problema de tipo sexual. ¿Lo peor de todo? Que solo un 10% ha acudido a un profesional para solucionarlo. Y no estaría de más, pues el asunto tiene su miga.

En muchas ocasiones los problemas en la cama encuentran su origen en otros conflictos más profundos; celos, suspicacias, faltas de respeto e incluso en cómo han evolucionado los individuos a lo largo de la relación. Un punto en el que la terapia de pareja resulta de gran ayuda. De hecho y tal y como indican los datos del comparador de seguros de salud, hasta 7 de cada 10 son efectivas. Pero no siempre el éxito radica en reconstruir la relación.

Hay que comentar también que la mayoría de pacientes suele esperar entre cinco y seis años antes de acudir a terapia, cuando las relaciones ya están más desgastadas. Además los miembros de la pareja no siempre tienen el mismo objetivo. El perfil habitual es el de una pareja que se quiere pero que lleva años acumulando frustración y decepciones. Pero hay que aprender a aceptar las discrepancias con el otro.

Por eso precisamente, que la relación se recupere no siempre constituye un éxito. El fin es que los individuos se encuentren bien, consigo mismos y con el otro; y a veces eso conlleva romper la relación. Eso sí, de la mejor de las formas, desde la aceptación. El trabajo, sin embargo, no es fácil pues, lejos de ver los fallos y defectos en el otro, una buena terapia implica aceptar las propias disfuncionalidades, hacer frente a las dependencias emocionales, aprender a discutir e, incluso, encontrar unas bases nuevas para volver a ilusionarse. El fracaso viene cuando uno de los miembros no siente amor, no está interesada en la terapia, es incapaz de perdonar, tiene problemas individuales, no está dispuesto a cambiar ciertas cuestiones o se está produciendo un maltrato físico o psicológico.

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