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Gregorio Palomo, 60 años “dando guerra” con su batería

María Arriero Espinosa | Sábado 30 de marzo de 2019
La música, para muchos de nosotros, más que un hobby es una pasión, una forma de vida. Y como forma de vida, no muchos pueden presumir de haber disfrutado plenamente de ella y compartir escenario con algunos de los más grandes del panorama nacional. Por suerte, un talaverano puede narrar ríos de tinta sobre ello. La Voz del Tajo ha querido conocer a Gregorio Palomo, que a sus 75 años y natural de Pepino, continúa tocando la batería tras más de seis décadas.

Pero su historia musical comienza años atrás, cuando era un pequeño que cuidaba las vacas de su padre. Aprendió él solo a tocar cuando estaba en Alberche, donde se ponía “pim pam pim pam” mientras estaba con el ganado, reconoce entre risas. Las primeras baquetas se las hizo él solo, “iba a por ellas al río Tajo”, ya que por aquel entonces no tenía dinero para comprarlas y costaban unas 12 pesetas. Este autodidacta recuerda que el único familiar que tenía talento para la música era su padre, que tocaba la guitarra, el laúd y la bandurria una vez al año en San Blas, alrededor del chozo en la plaza del pueblo. “Es la única raíz que tengo”, asegura, “yo he aprendido solo, a mí no me ha enseñado nadie”.

“Mi primera actuación fue a los 16 añitos”, confirma Gregorio, y desde entonces no ha parado. Comenzó tocando por los pueblos con unos hombres de Las Herencias; después, con dos hermanos de Navalcán. Continuó con la música hasta formar su primer grupo: “hicimos la Orquesta Los Pícaros donde estuvimos unos 30 años, los mismos 5 miembros; luego un compañero murió y lo deshicimos”, narra. Sin parar en su andadura musical, formó parte de Los Síncopas.

CON LOS MÁS GRANDES

Y es que, 60 años “dando guerra” –como reconoce el batería-, dan para mucho. El talaverano puede presumir de haber compartido escenario con Luis Moraleda, los Peca Brandy o Copacabana. Recuerda con mucho cariño todos los conciertos, pero asegura que “siempre hay cosas que te llenan más, como cuando estuvimos de teloneros cuando vino Massiel a Talavera”. Aunque no recuerda ninguna actuación mala, Gregorio podría pasarse horas narrando anécdotas, ya que “las hay en todos los pueblos”.

La música a él le encanta, sobre todo el pasodoble, la cumbia, el bolero o el tango, y lo ha demostrado en la Ciudad de la Cerámica. Aquí en Talavera ha tocado mucho en la banca –que estaba hecha de cañizo-, durante todo un verano. “Luego hemos tocado en los viveros del ayuntamiento, que estaban cerca de la plaza de toros”, que muchos de nuestros lectores no llegaron a conocer.

SUS NIETOS

Sigue apostando por el futuro de la música, ahora más que nunca. “Toca con nosotros un niño de Cazalegas, que tela con 18 años, hace de hablar al saxofón. Hay otro que también está con nosotros, e ídem de lo mismo”, afirma. Sin embargo, sus nietos no quieren seguir sus pasos. “Tengo 5 nietos, y a ninguno le gusta la música, solo el fútbol. Mira que tienen instrumentos para elegir, no tiene por qué ser la batería, pero que no que no, no quieren aprender música, porque dicen que es un rollo”, narra el orgulloso abuelo.

Además de los pequeños, otros familiares han apoyado y animado a continuar a Gregorio con su música. “Mi hermana, que ya murió, fue la primera que me compró una betería. Yo no tenía dinero, entonces 2.500 o 3.000 pesetas que costaba la batería no las tenía todo el mundo”.

Ahora, sus hijos son los primeros que le animan a que siga con la música. “No fumo, no bebo, la música es lo único que tengo”, reconoce. “Yo tengo la batería montada en el salón y todos los días tengo que tocar, a veces solo o con una minicadena con música. Es mi entretenimiento, me animo yo solo”, relata mientras muestra la foto de su actual batería.

Su mujer también le ayuda mucho, “me dice que cuando me voy por ahí se me quitan hasta los dolores, que tocando se me van todas las penas”, y así es, ya que, tras sufrir un infarto, en cuanto se recuperó continuó tocando su caja.

LA JUBILACIÓN NO LO DETIENE

“Cuando me jubilé formé una charanga –junto con Felipe Carretero- y continúo en activo”, así nació Alme, -Asociación Cultural Alme-, con 7 miembros. “Llevamos desde el 2008, y el nombre viene de que está formada por gente de Mejorada, Montesclaros y Alberche y llevamos en el logo la torre de Alberche, los soportales de la iglesia de Mejorada y el royo de Montesclaros”, dice. “Somos todos mayores, no cumplimos ninguno ya los 35”, asegura entre risas. Está compuesta por trompetas, caja, bombo, tenor, bombardino y trombón.

Con este grupo, continúa sin parar, ya que recientemente actuaron en Montesclaros, y ahora visitarán Calera y Chozas, Arenas de San Pedro, Alcolea de Tajo, Alberche o El Casar de Talavera. “En lo que va de año llevamos 7 días tocados, ya que en esta comarca actuamos en prácticamente todos los pueblos. Durante todo el año, hacemos unas 32 actuaciones sin salir de aquí, lo más lejos es Aldeanueva de Barbarroya”, afirma.

La historia de Germán deja claro que, aunque no tengas formación musical -como él mismo reconoce-, este arte se puede vivir, como hace él. A día de hoy, tras más de 30 años dedicándose exclusivamente a la música y 60 tocando su instrumento, nada ni nadie lo detiene, ¡y qué alegría!.

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