Emilio Jiménez
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Se han cumplido veinte años de la manifestación de Nosotros Talavera y a lo largo de estos días hemos escuchado relatar lo que supuso el movimiento a los protagonistas de entonces.
Uno de ellos, Javier Gil, lo contó la pasada semana en este semanario. Y si nos damos cuenta, tras el paso del tiempo, la ciudad y la comarca continúa con sus reivindicaciones. La otra noche, mientras su padre y yo charlábamos de la actualidad, conocí a Marcos, un joven al que cuando fraguó Nosotros Talaverana le quedaba un año por nacer. Evidentemente, aquella revolución, además de que llegara la Universidad, supuso algo más. Hasta se cambio la forma de gobernar por nuestros rectores, pero me temo que el sueño sigue ahí.
Y digo esto tras escuchar la inseguridad en el inminente futuro que expresa Marcos en sus conversaciones y, porqué no decirlo, en el desánimo del que también hace gala su padre. Y eso que este último está situado en la derecha conservadora y se define como católico practicante.
Es decir, que la crisis llega a todos los corazones. Pero el pesimismo no ayuda en nada y habrá que despertar la ilusión en una población que festejó el cambio político como el maná salvador y que da la impresión que ahora no lo hace tanto. Son tiempos difíciles para todos y casi más para los jóvenes como Marcos, como lo demuestran los sucesos de Valencia y Barcelona. ¡Qué lejos queda Nosotros Talavera!
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