Felipe Medina
Irene González Moreno | Miércoles 23 de abril de 2014
Rajoy comenzará a gobernar en torno a un pésimo y fantasmagórico vaticinio: la España actual, tal como está, es una carroña ingobernable que no podrá nunca salir del pozo al que ha sido arrojada por las políticas de Zapatero y su gobierno.
Existen muchas probabilidades de que los socialistas derrotados, los sindicalistas y los que hayan perdido el acceso a la teta del Estado se alíen para impedir que Rajoy pueda imponer los duros sacrificios que España necesita por culpa del despilfarro y la ineptitud del anterior gobierno. Es probable que Rajoy no pueda solucionar el drama de España y que tenga que dimitir para ser sustituido –tal como ha sucedido en Italia- por un gobierno de técnicos impuesto por Alemania y Francia, paso que indica, a escala mundial, que los partidos políticos se han vuelto inservibles y que la realidad actual, nos muestra que son ya el mayor obstáculo para el progreso de los pueblos salvo que se refunde profundamente el sistema, ¿Rajoy fracasará?, todo presagia que sí. La espiral de podredumbre que domina la España actual es incontrolable, salvo que el país de un giro de 180 grados e instaure una democracia real, basada en la limpieza, el esfuerzo, la cooperación, la igualdad de oportunidades y el mérito. Un cambio que nunca podrá ser protagonizado por el PP, un partido que cree a pies juntillas en el actual sistema, que está más cerca de la partitocracia que de la democracia y que, por desgracia, se parece demasiado al PSOE, culpable principal de nuestros desastres y dramas presentes.
La España actual, la que nos ha construido la falsa democracia, es una auténtica porquería, plagada de políticos ineptos y corruptos en el poder, cuyo legado, en cifras, es espeluznante: más de 5 millones de parados, casi 10 millones de nuevos pobres, 10.4 millones de mileuristas, 1.5 millones que no reciben subsidio alguno, 8 millones de pensionistas con pensiones insuficientes, que van de 384 a 884 euros al mes, y 25 millones de españoles viviendo ya por debajo del umbral de la pobreza.
El contraste entre cómo viven las élites y los ciudadanos comunes es brutal y escandaloso en España, un país donde el 60% de los asalariados ya cobra menos de 1.000 euros al mes y donde el ritmo de desahucios se acerca a los 300.000 por año, todos ellos violaciones claras de una Constitución que garantiza el derecho ciudadano a una vivienda digna.
La patética España construida por nuestros políticos ostenta unos rasgos, verdaderamente nauseabundos: España ocupa puestos de cabeza en los rankings mundiales de casi todas las lacras y vicios: prostitución, tráfico y consumo de droga, trata de blancas, desempleo, avance de la pobreza, blanqueo de dinero, baja calidad de la enseñanza, fracaso escolar, exceso de coches oficiales, número abultado de funcionarios, lentitud de la justicia, politización del sistema judicial, poder abusivo de los nacionalismos radicales y excluyentes, actividad criminal de extranjeros, incremento de la población carcelaria, debilidad de la sociedad civil, desprestigio de la política, decepción de los ciudadanos ante sus dirigentes políticos, descrédito de la democracia, falta de confianza en el futuro y avance de la desolación, la tristeza y la caída de los grandes valores y principios.
Hasta la Casa Real, según las tímidas noticias que nos llegan, queda claramente salpicada por el escándalo, la corrupción y los abusos. Así, ni Rajoy, ni nadie puede gobernar y menos aún, dar soluciones a la enorme maraña que nos envuelve. Por el contrario, las cosas irán a peor y es más que probable que, un gobierno de tecnócratas intente evitar el caos total, al que nos aproximamos vertiginosamente.
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