El jaquelado político comienza a llenarse de personal y los codazos, en algunas formaciones, empiezan a aflorar para colocarse en la mejor casilla de salida como si de una carrera se tratase. Les invito a leer el amplio reportaje que en las páginas centrales de nuestra edición de papel ofrecemos esta semana, en el que –basados en los datos que se han ido conociendo en las últimas semanas– se intenta esclarecer la composición de las candidaturas, los candidatos y las posibles alianzas a futuro. Los motores se están calentando.
Mientras, ‘el señor de los vídeos’ sigue gastando tiempo de gestión (¿?) en recorrer parajes insospechados (algunos probablemente ni los había visitado en los años en que ostenta la Alcaldía) para intentar reprochar al presidente de la Junta de Comunidades su gestión.
Cierto es que faltan muchas cosas por hacer en la Ciudad de la Cerámica, algunas de ellas de responsabilidad del Ejecutivo regional, pero me asalta la pregunta sobre la gestión municipal. De hecho, en las redes sociales (que es donde Ramos está volcando sus documentos audiovisuales) el propio alcalde está encontrando la respuesta de la ciudadanía sin que diga nada al respecto. Eso, que yo sepa, se llama ‘tiro por la culata’, pero ya no puede parar de grabar ni de emitir. Se quedaría con las vergüenzas al aire.
De todos modos, partiendo de la base que las necesidades de Talavera de la Reina siguen pendientes y que tanto el gobierno regional como el nacional, provincial y local deben ponerle remedio más pronto que tarde, la futilidad de las palabras de Jaime Ramos y sus ‘seguidores’ queda bien definida como tal, palabras vacías. Claro que la costumbre, aunque no sea buena, no se puede perder y esa circunstancia, decir y no hacer (sobre todo echando la culpa de todo a los demás), es lo que tiene por norma casi habitual el gobierno que hasta ahora manda en Talavera de la Reina. De todos modos, y en otro orden, dice el refrán que “hechos son amores y no buenas razones” y como la señora Rodríguez Ruiz, la portavoz, y el señor Serrano Godoy, el viceportavoz, continúan sin decir esta boca es mía –la una con la denuncia pública que en este mismo espacio les ofrecí hace siete días y el otro respecto a su responsabilidad en el ‘caso cloro’– dejan clara su también costumbre de dejar que el ‘silencio administrativo’ sea positivo, dándonos la razón.
¡Joder, qué tropa!