Irene González Moreno | Sábado 02 de febrero de 2019
Félix Arroyo, exdirector de la sucursal de Caja Castilla-La Mancha de Las Herencias, se enfrenta a una pena cinco años de prisión y la obligación de indemnizar a sus víctimas con más de 110.000 euros por un presunto delito de estafa a un matrimonio cliente de la entidad.
Entre los años 2006 y 2010, según el escrito del Ministerio Fiscal, Félix, "aprovechando la confianza que en él tenía depositado el matrimonio, clientes de la entidad desde 1992 y con los que el acusado actuaba como si de un gestor personal se tratara", presuntamente les estafó 110.300 euros.
En el escrito de acusación, el Fiscal afirma que desde el año 2006 hasta el 2010, Félix, "movido por el ánimo de obtener un inmediato e ilícito beneficio patrimonial", abrió distintas cuentas de crédito a titularidad del matrimonio, "suscritas con firmas que no correspondían a sus titulares y sin contar con su consentimiento, disponiendo del saldo de aquellas" por un importe total de 110.300 euros.
La misma operación la repitió el acusado en otras ocasiones. El día 13 de marzo de 2008, abriendo otra cuenta de crédito a nombre del matrimonio, "disponiendo en este caso de su saldo por importe de 30.000 euros en fecha 13 de marzo de 2008, 7.000 euros en fecha 17 de marzo de 2008 y 2.300 euros en fecha 22 de marzo de 2008", -siempre sin el conocimiento ni consentimiento de sus titulares-.
Lo volvió a realizar el 6 de julio de 2010, cuando aperturó otra cuenta de crédito a nombre de los mismos titulares disponiendo de 25.000 euros en esa misma fecha y de 14.000 euros el 7 de julio del mismo año.
OTRAS INVESTIGACIONES
Otros hechos de presunta estafa contra este hombre se remontan al año 2014, cuando los vecinos de Las Herencias constataron que sus ahorros en plazos fijos y planes de pensiones habían desaparecido de sus libretas. Los primeros rumores apuntaban a que la cantidad podría superar el millón y medio de euros. Los afectados estaban decepcionados no sólo por la desaparición del dinero, sino por la confianza que habían depositado en el director de la oficina, vecino y conocido de toda la vida. Muchos de ellos trasladaron su dinero a esta entidad financiera por la relación personal que tenían con él.
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