Cuando la política se vuele indignidad, la gente lo detecta con un olfato exquisito.
Los poco más de 100 días para la fecha clave del 26 de mayo están haciendo que los nervios afloren en las palabras de más de uno y cumplen a la perfección aquello de “por la boca muere el pez”.
Las promesas descabelladas comienzan a rellenar titulares y los abrazos y besos se convierten en esa maldita costumbre pasajera que, para cuando celebremos el Día de la Región, habrán desaparecido.
Los guiños a Dios o al diablo no escasean. Es el nuevo tablero que explotan los pequeños partidos emergentes.
Por eso, el PP de Núñez –al que ya han rebautizado como Paco, el de las rebajas– coquetea con VOX y Ciudadanos por lo que pueda pasar. Eso sí, se aproxima más a los primeros... dando por seguros a los naranjas de Orlena de Miguel.
Obviando el chiste fácil del Tío Paco, más bien podríamos rebautizar al líder popular como Núñez, el andaluz. Simplemente por su calco a lo hecho por Juan Manuel Moreno Bonilla en tierras sevillanas.
Pero no sólo es él. Algún alcalde que ya peina canas y lo tiene complicado en su ciudad (¿lo adivinan?) también parece haber iniciado contactos maquiavélicos con los de Abascal y Rivera para intentar aferrarse al sillón. No se ha dado cuenta que ha vuelto a caer en el error del mal estudiante, dejando el repaso para el último día, y sin reparar que la gente no es tonta. Los afines a Cs y VOX se pueden preguntar: “¿mi voto serviría para que Ramos continuara en la Alcaldía?”
A la vista de la descomposición de la izquierda radical, los del PSOE están intentando cerrar filas y aunar criterios para blindar su suelo electoral e intentar ser la lista más votada. Lo tienen tan fácil como difícil.
Si siguieran el ejemplo de las huestes de Núñez, donde el ejército azul rema en un solo sentido, las cuentas les saldrían... pero los egos son los egos y de esos brindis al sol salen después los lamentos y los lloros.
En fin, esta travesía por el río revuelto preelectoral nos traerá más de una sorpresa y eso que nuestro Tajo cada vez apesta más... ¡A CLORO!