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La masterclass de Pedro Camacho: bronquiolitis

Camacho es D.U.E.Máster en nutrición pediátrica y perinatal, Osteópata Craneosacral, Miembro del Comité de Lactancia Multidisciplinar del Hospital Nª Sra. del Prado de Talavera de la Reina y Terapeuta del Método Rubio para el tratamiento del cólico del lactante

David Martínez | Viernes 18 de enero de 2019

En estos días de tanto frío, es inevitable no hablar de la bronquiolitis, una enfermedad respiratoria más propia de bebés y lactantes menores de 2 años causada principalmente por el virus respiratorio sincitial (VRS) y de la Parainfluenza.

Es una enfermedad vírica en la que la vía aérea se irrita y obstruye debido a que las paredes de los bronquiolos se inflaman.

El bebé comienza como un catarro común, con tos y mocos, pero tras estos síntomas, a los pocos días empeora, porque comienza a presentar principalmente dificultades para respirar, es decir, aumenta su ritmo respiratorio y se fatiga, se hunden las costillas y se le mueve mucho el abdomen al respirar, se le pueden escuchar “silbidos o pitos” al respirar y en ocasiones presenta la piel de los labios y de las uñas azulados, seguido de apatía, palidez y en ocasiones fiebre.

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Si observas alguno de estos síntomas sumado a que el bebé no quiere comer como antes, fiebre alta (por encima de 39°), dolor de oídos (se tira de las orejas), está irritable o tiene mucha tos y mocos, debes de acudir inmediatamente al pediatra, ya que un resfriado común en un niño mayor puede significar una bronquiolitis en un lactante pudiendo tener que ser ingresado en el hospital.

Hay que incidir sobre todo en la prevención.

Si te encuentras acatarrado, tienes mocos o estornudas, no conviene acercarse a los bebés o recién nacidos ni visitarlos.

Los bebés adquieren ésta infección cuando entran en contacto con otras personas que la tienen.

El virus se extiende cuando la persona infectada estornuda o tose, expulsando las secreciones que contienen el virus, y éstas entran en contacto con el bebé, directa o indirectamente (por ejemplo, al besarlo, cogerlo o tocarle las manos).

El lavado de manos frecuente y una mascarilla resultan imprescindibles, cuando notemos el más mínimo síntoma de resfriado, con la finalidad de proteger lo más posible a nuestros bebés.
Si tienes alguna pregunta o tema que te gustaría tratar, puedes escribirnos a web@lavozdeltajo.com.

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