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El arqueólogo Sergio de la Llave asegura que en las islas adquiridas por el Ayuntamiento podría haber un tesoro de incalculable valor

María Rodríguez ha reclamado a la CHT que urja el proyecto “Cuando el Río Suena”. Así podría explicarse la precipitación en la compra, ya que existirían innumerables onzas de oro y plata, entre las que había todo tipo de alhajas, monedas e, incluso, un becerro de oro con piedras preciosas engarzadas.

Irene González Moreno | Viernes 28 de diciembre de 2018

La portavoz municipal talaverana, María Rodríguez, ha reclamado –en rueda de prensa este jueves– que el Ayuntamiento pide agilidad a la Confederación Hidrográfica del Tajo para que adjudique del proyecto ‘Cuando el Río Suena’ y que, así, se pueda redactar lo más rápido posible y posteriormente ejecutarlo por fases. Rodríguez ha explicado que el Ayuntamiento está haciendo todo lo posible para que este proyecto sea una realidad, “especialmente con la adquisición de las islas del río Tajo para incorporarlas a esta iniciativa”.

Y es que esta necesidad de urgencia puede deberse a la sospecha de que en una de las islas que recientemente ha comprado el Consistorio se encuentre oculto un antiguo tesoro desde tiempo inmemorial.

Consultado por el particular, el célebre historiador talaverano Sergio de la Llave –quien lleva discretamente 6 años tras el rastro del tesoro– ha declarado a La Voz del Tajo que existe un manuscrito recientemente descubierto en el Archivo Secreto Vaticano que ha permitido conocer el destino de tan codiciado botín de oro y plata.

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Parece ser que la Crónica de Fray Luitprando de la Pompajuela, que data de comienzos del siglo XVII, hace referencia al hallazgo de un imponente tesoro hallado durante la apertura de las zanjas de cimentación de la iglesia de Santa Catalina.

Según el erudito fraile, se trataba de las riquezas traídas del legendario monasterio de Aquis, donde el rey Wamba llevó numerosas reliquias alrededor de los venerados restos del mártir Pimenio. El tesoro estaba compuesto por innumerables onzas de oro y plata, entre las que había todo tipo de alhajas, monedas e, incluso, un becerro de oro con piedras preciosas engarzadas. Este último, fue destinado a la construcción del imponente templo jerónimo que, hoy día, aún permanece a las orillas del Tajo. Desde entonces, se desconocía el paradero del resto del tesoro.

Según De la Llave, el manuscrito hace referencia a la custodia del tesoro en una gran arca que tenía 2 cerraduras y que se guardaba en una cripta que aún se conserva bajo el altar mayor de la iglesia de Santa Catalina. Las llaves eran custodiadas por el tesorero y el prior del monasterio. El arca se mantuvo en buen recaudo hasta la llegada de las huestes napoleónicas en 1808. El miedo que despertaba el ejército invasor francés provocó la preocupación de los frailes jerónimos en perder su gran tesoro. Así pues, bajo la celebración de la festividad de Santa Catalina, durante la fría noche del 24 de noviembre de 1808, el tesoro desapareció de forma silenciosa, a través de los lúgubres túneles que comunicaban el monasterio con el río Tajo.

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A la llegada de las tropas francesas, el monasterio jerónimo fue expoliado y ultrajado. Como consecuencia, los conocedores del lugar donde se ocultó el tesoro se llevaron el secreto a la tumba. Previamente, el prior del monasterio emitió una breve misiva al Santo Padre en Roma, Pío VII, informando sobre el escondite del tesoro. El escrito hace referencia a la división del tesoro en dos lotes que fueron “transportados en barca a la isla de los Álamos Blancos y en las aceñas donde descansa la puente que adereçó fray Pedro de los Molinos”.

En este sentido, De la Llave afirma que no hay duda de que el tesoro se ocultó en torno al Puente Viejo y la Isla de los Molinos de Arriba. Además, el investigador tiene constancia de la visita en 1958 de una comisión secreta vaticana para dar con su paradero, pero los esfuerzos fueron en vano.

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La ocultación de una parte del tesoro permaneció inalterada hasta que el empresario Virgilio Renilla adquirió la antigua fábrica de Harinas y fábrica de luz de los hermanos Santamaría. Algunos testimonios orales, aún vivos a través de la memoria histórica de algunos lugareños, rumorean sobre el hallazgo de un tesoro mientras se realizaban obras de reforma en la fábrica de luz. Parece ser que el tesoro fue escondido en un hueco practicado en uno de los pilares del puente y una doble pared que formaba parte de las antiguas aceñas. La realidad de su descubrimiento explicaría la capacidad económica de Renilla para adquirir nuevas propiedades, concesiones y tecnología, por entonces de vanguardia, destinada a la producción eléctrica.

Sin embargo, queda aún por descubrir la otra parte del tesoro; aquella que debió esconderse en un lugar indeterminado de la isla. En este sentido, De la Llave afirma disponer de argumentos suficientes para iniciar una búsqueda mediante georradar y técnicas geomagnéticas de última generación. Aún son muchas las cuestiones por resolver: ¿Estará en lo cierto el investigador talaverano?, ¿conocerá el alcalde de Talavera, Jaime Ramos, las últimas investigaciones realizadas por De la Llave?, ¿quién logrará encontrar primero el legendario tesoro?, ¿cuáles son las verdaderas intenciones de la compra de las islas del Tajo? El tiempo lo dirá…

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