El Pleno ordinario celebrado el pasado 15 de noviembre en el Ayuntamiento de Torrijos estuvo marcado por la polémica entre un grupo de vecinos y el alcalde Anastasio Arevalillo.
Al parecer, este grupo de vecinos –en su mayoría de barrio Puerta de Maqueda– asistieron al Pleno con la intención de hablar con el alcalde y plantearle los problemas de convivencia y delincuencia que está generando una familia, que desde hace algo más de dos años, ocupa irregularmente una casa en el barrio. El problema surgió cuando algunos vecinos descubrieron que su asistencia al salón plenario no se debía a una ‘reunión’, y que los “ruegos y preguntas” no se aceptaron al no haberse presentado “en tiempo y forma”, como estipula la ordenanza de participación ciudadana. El escrito presentado el martes 6 de noviembre estaba presentado por ‘vecinos’ sin que se detallasen con nombre y apellidos las personas que dirigen las preguntas al pleno, lo que invalidó el escrito. Cuando se subsanó el error y la Comisión Informativa ya estaba convocada, el documento no entró a formar parte del pleno.
Hay que recordar que las preguntas que van a pleno, ya sean de algún vecino o de cualquier otro grupo político, no se incluyen redactadas en orden del día. Aparecen en el punto final como ‘Ruegos y preguntas’. Primero se proponen los ruegos y luego las preguntas registradas en tiempo y forma que el alcalde esta obligado a responder sin turno de replica.
Aun así, el alcalde explicó, durante casi veinte minutos –en los que detalló algunas soluciones al conflicto que afecta los vecinos–, los motivos que le obligaban a no aceptación de las preguntas e invitó a los vecinos afectados a presentar una moción donde “sí se debaten las cuestiones”.
Durante su intervención, Anastasio Arevalillo explicó que tanto la Delegación del Gobierno como la Guardia Civil no tienen constancias de denuncias “graves” contra la familia que presuntamente genera conflictos en el vecindario y les animó a denunciar para que puedan actuar y encontrar una solución. A pesar de las explicaciones del alcalde, algunos vecinos terminaron irrumpiendo en el salón plenario para demandar la contestación a sus inquietudes y exigir “soluciones antes de que pase algo grave”. El pleno, a petición de un concejal se suspendió durante unos 30 minutos, tiempo en el que el alcalde aprovechó para dialogar con algunos de los afectados y tranquilizar los ánimos. El pleno prosiguió una vez que los vecinos abandonaron el salón y, según ha podido saber este periódico, Arevalillo propondrá a los interesados una reunión en próximas fechas para tratar el asunto.