Manifestación en Talavera el 11 de noviembre de 2018
(Foto: Carlos Ferreras).
Redacción La Voz del Tajo | Lunes 12 de noviembre de 2018
El 11 de noviembre del año pasado, 40.000 personas de nuestra ciudad y comarca protagonizamos la mayor manifestación ciudadana en la historia de Castilla-La Mancha. Un hito histórico marcado en blanco y azul en nuestro sentimiento colectivo. Una fecha que rompió en mil pedazos el muro tradicional talaverano de la apatía, la indiferencia, el conformismo, la resignación y el inmovilismo. Una respuesta de la que nosotros mismos nos sorprendimos, al darnos cuenta de lo que podíamos ser capaces de lograr si todos decidíamos avanzar en la misma dirección. Una fecha en la que conseguimos, como nunca antes, expresar, de forma unitaria y con un sentimiento de pertenencia desconocido hasta entonces, la necesidad imperiosa de un cambio radical, de un giro de 360º en el devenir de la Ciudad y su comarca. Un sentimiento de unión que nos hizo valientes para exigir sin complejos las reivindicaciones, más que justas, de un pueblo harto de su abandono secular por parte de las Administraciones, cansada a más no poder del inmovilismo de sus partidos políticos, y dolida en lo más profundo de su ser por una sensación íntima, y desde entonces también colectiva, de desamparo y olvido. Un sensación sangrante y que nos desangra como sociedad y como ciudadanía.
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Durante todo este año, y empujados por esa energía que emergió desde las entrañas de la ciudad ese emblemático día de hace un año, con ese grito por bandera, hemos logrado que las Administraciones tuvieran que decantarse: mirar a sus ciudadanos de frente, cara a cara, ciudadanos que son quienes les han encargado su representación y la defensa de sus intereses, escucharles, y tomarles muy en serio; o mirar para otro lado y seguir en su inercia histórica. Y hemos sido nosotros, todos nosotros, los que hemos conseguido algo insólito, y tal vez no nos damos cuenta hasta qué punto lo es, y es que las Administraciones se comprometan en un Pacto Institucional, directamente con nosotros, a defender lo que en justicia nos pertenece. Y todo este tiempo, no hemos dejado ni un solo momento de llamar insistentemente a todas sus puertas, una por una, hasta que las hemos sentado a las 4 y las hemos pedido que dejen de un lado los intereses partidistas y se coordinen y colaboren por un bien común, que es el nuestro. El de todos. Y el Pacto no es una foto bonita. A partir de él, se han tenido ya numerosas reuniones, largas y concretas, lográndose ya cosas específicas: que nuestro campus universitario se amplíe, que nuestro hospital esté mejor dotado, que nuestro patrimonio se restaure, que vaya a mejorarse la maquinaria ferroviaria, entre otras cosas. Ha sido la fuerza de la ciudadanía la que ha modulado y catalizado este cambio, exigiendo claridad ante la oscuridad, celeridad ante la parálisis, exigencia ante la desidia, compromiso real frente a promesas huecas, rigor ante las excusas. Ha sido el callado y a la vez ensordecedor triunfo de la ciudadanía, el nuestro, el de cada uno de nosotros, el que lo ha logrado.
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Pero hoy hemos decidido volver a juntarnos, a unirnos de nuevo, como hemos hecho varias veces a lo largo de este año. Hemos decidido juntarnos de nuevo porque, aunque el cambio de rumbo se inició hace un año, y se han realizado avances, QUEDA MUCHO POR HACER, por materializarse, por hacerse realidad. Porque el tiempo de la exigencia, si cabe ahora más firme, más rotunda, más inflexible, debe continuar. Porque tenemos que seguir pidiendo a las Administraciones, a las 4, que es urgente y apremiante sacar a Talavera de la situación precaria en la que se encuentra; que la situación en la que estamos es excepcional y que requiere medidas excepcionales. Porque aquí estamos un año después, en este vía muerta, con un tren que lleva a ninguna parte. Un tren que ni siquiera permite desplazarse a los que quieren venir, ni volver a los que no quieren irse. Y la mayoría de nosotros, de los jóvenes, no queremos irnos. Y si nos vamos, que sea por un tiempo, para volver algún día a devolver todo nuestro talento a nuestra tierra. Y ni eso nos dejan. Una vía que tiene que recobrar la vida, el tráfico de personas y mercancías, que tiene que simbolizar el renacer de Talavera y su comarca, su incorporación al crecimiento y al desarrollo, una vía que nos acerque a los corredores del progreso, a las rutas de la innovación, a los caminos del porvenir. Y porque aquí estamos un año después, con nuestro río seco, esquilmado sin tregua ni piedad; y sin el puerto seco que tanto ansiamos y que ya debería estar en marcha, y sigue en estudio.Y porque aquí estamos un año después, con unas carreteras raquíticas, con un incipiente renacer de nuestro suelo industrial, pero clarísimamente insuficiente para lo que demanda las empresas del siglo XXI. Con una universidad famélica. Con una administración anémica. Con un paro que ya resulta vergonzante. Por todo ello, es más que claro que sigue siendo el momento de los ciudadanos de esta comarca, de la sociedad plural, del pueblo que se une por encima de intereses e ideologías, un pueblo que comparte su anonimato para reivindicar su identidad, que se une para hacer de su suma una ciudad de provecho, de futuro. Por TODO LO QUE QUEDA POR HACER, por todo lo que queda por gritar, seguiremos insistiendo, llamando a los despachos, levantando nuestras voces, hasta quedar sin aliento. Seguiremos exigiendo nuestro futuro, sin límites de espacios ni de tiempo, hasta conseguir lo que se ha pactado y acordado, y que tanta lucha nos está costando. Seguiremos exigiendo que se salde la deuda histórica con Talavera y su comarca. Pero tenemos que seguir todos juntos, hombro con hombro, codo con codo, sin fisuras, reclamando el bienestar y el futuro de una ciudad que nos pertenece, que queremos ver florecer, disfrutar, que despierte de nuevo, que sea atractiva, emprendedora y talentosa. Una ciudad de la que nos sintamos orgullosos. ¡¡¡¡QUEDA MUCHO POR HACER!!! Pero si seguimos avanzando juntos, sin cansarnos, de forma decidida, entre todos repartiremos el futuro.
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