Ignacio Rodríguez
David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
Decir ¡bienvenidos a este 2012! es el sarcasmo del siglo.
Pese a ello se lo digo a mi nuevo nieto, que por mayo verá la luz si para entonces esta casta de políticos insensatos y mentirosos (y entran casi todos en el saco) no nos han recortado hasta la respiración y apretado el nudo de la corbata hasta ahogarnos la calderilla de unos bolsillos cada día más vacíos. Así que como Raquel y Chuchi se han empeñado en aumentar la familia, que sea para bien y para que a Pablete se le acaben los privilegios. Un beso, hijos, y un abrazo muy fuerte para un amigo que no lo está pasando bien, pero al que entre su gente y la mía vamos a alegrar los días porque se lo merece.
Y dicho lo que quería expresar, por devoción y obligación, reencuentro en año nuevo con pocas ganas -o ninguna- de seguir analizando situaciones que no tienen solución ni a corto ni a medio plazo. Los políticos, por más que en campaña se empeñen, son incapaces de encontrar soluciones a esta crisis de la que únicamente saldrán indemnes los que la han generado: bancos y especuladores. Las medidas de Rajoy (engañifa de campaña, Mariano)), Cospedal (si buscas empleo vota PP) y el 'Sursum Corda' (arriba los corazones) lo único que siguen generando es paro y cabreo, porque como en otras ocasiones he manifestado el dinero, que lo hay pero en países fiscales, no emerge a la espera de hacerlo cuando ya casi todos seamos indigentes. Y un ejemplo me lo ponía mi propio cuñado: 'mira Ignacio las zaragatas de esta casta de mentirosos compulsivos, me suben la pensión el 1% y el IRPF el 1.8%, así que este año cobraré un 0.8% menos'. ¿Qué les parece? ¡Pues lamentable, coño!
Que no amigos, que los pobres cada día más pobres y los ricos más ricos. Es el destino al que nos llevan estos sujetos (los de un signo y los del otro, que no hago distingos) si alguien no lo remedia. ¿Quién? El calendario maya y el solsticio de invierno (23/12/2012) con el final de la Era Cósmica. Por lo que una llamada a la revolución es mi legado final: dejemos de pagar y pasemos las horas entre chato y caña, caña y chato, oyendo cantar al Gato, escuchando las aventuras amorosas de cierto personaje en el Bar Félix o buscando la felicidad de los demás sin pensar en la que se avecina. Es el momento de disfrutar de lo que 'hayga', como dicen en mi pueblo, porque el Apocalipsis está cerca. Tan cerca, que la casta lo lleva puesto de chistera. ¡Tan ricos ellos...!
¡Ah, y los atléticos dejaremos de sufrir por fin!