OPINIÓN

La burra

Manuel del Rosal

David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
“Antes de dar al pueblo consejos, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre”. León Tolstoi

El pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces relata como Jesús, antes de comenzar el sermón ante más de 5.000 personas que le seguían, dijo a sus discípulos que dieran de comer a aquella gente. Jesús se compadeció de ellos al tiempo que sabía que no se debe sermonear ni dar consejos a nadie con el estómago vacío. Leo una noticia que pone una vez más de manifiesto como la pobreza atenaza a millones de españoles: Carlos Susias presidente de las Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social en España (EAPN-ES) dice que actualmente hay en España 12 millones de Españoles en el límite de la pobreza y que el año 2012 será “terrible”.

Consejos, sermones, llamadas a la austeridad, al sacrificio, al esfuerzo etc. todo dirigido a los ciudadanos, salen a diario de boca de los políticos de Europa y de España. A ninguno se le ha ocurrido lo que a Jesús de Nazaret, primero dar de comer y después predicar; debe de ser porque ellos nada saben de lo que significa tener hambre, frío y carecer de un hogar medianamente digno. Me pregunto yo que desde que empezaron en Europa las reuniones (¡tres años ya!) para solucionar lo de la deuda, cuantos millones de euros irán gastados en hoteles, comidas, desayunos, transportes, dietas etc. etc. Oigan Srs. eurodiputados ¿por qué no lo han hecho por videoconferencia y esos millones haberlos empleado en dar de comer a quienes están en el límite de la miseria? Y en España, lo mismo. ¿Por qué no eliminan el Senado que para nada sirve? O reducen el número de diputados. O eliminar las dietas, los móviles, los ordenadores, las comilonas, los coches, etc. etc. ¿Acaso se va a paralizar España si los políticos son los primeros en ser austeros, en reducir sus sueldos y sus privilegios de casta? Muchos millones de euros ahorrados en el pandemónium de los privilegios políticos podrían ser empleados – ya que crear empleo son incapaces de crearlo - para mantener las aportaciones sociales, esas aportaciones que, como desaparezcan, van a llevar a millones de españoles – actualmente doce millones, que se dice pronto – no al límite de la pobreza, sino a la hambruna pura y dura. Saldremos de la crisis dicen unos y otros, pero lo que no dicen es que saldremos por el esfuerzo de quienes calladamente, día a día, mes a mes, año a año trabajan y crean riqueza y que, sin embargo, son los que vamos a pagar viendo cómo bajan nuestros ingresos, suben nuestros impuestos y desaparecen nuestros puestos de trabajo.

Seguro que conocen, queridos lectores, el cuento de aquel labriego ruin y mezquino que, compungido y triste por haber perdido a su burra, decía así a un paisano. “Fíjate que cuando ya había conseguido acostumbrarla a no comer, va y se me muere”. Como en Europa y en España sigamos así, unos – la minoría - en los privilegios y otros – la mayoría - en el sacrificio y la austeridad, los políticos podrán aplicarse ese cuento y comentar entre unos y otros mientras toman un buen licor tras una buena comida lo siguiente: “Hay que ver como son estos ciudadanos, cuando ya los teníamos acostumbrados a no comer; van y se nos mueren”.