Irene González Moreno | Miércoles 11 de abril de 2018
Una investigación en 10 hospitales públicos y privados confirma las diferencias entre hombres y mujeres con infarto de miocardio en relación al perfil de riesgo, los síntomas que sufren y el tratamiento que reciben.
La enfermedad cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en España y en el mundo.
Dolor de pecho, falta de aire y palpitaciones son los síntomas más frecuentes por los que la mujer consulta de urgencias cuando sufre un infarto de miocardio. La mayoría de las afectadas son mayores de 70 años, presentan hipertensión, sufren diabetes, tienen niveles altos de colesterol e insuficiencia renal. Tradicionalmente se ha considerado a las mujeres como un grupo con peor pronóstico y, paradójicamente, reciben menor número de tratamientos, como cateterismos y stents modernos, así como menor realización de programas de rehabilitación cardiaca como puente a la inserción social tras el infarto.
Es la principal conclusión del informe Síndrome Coronario Agudo en Mujeres y Hombres en España, llevado a cabo por cardiólogos del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), en colaboración con Fundación MAPFRE, que se ha presentado hoy en Madrid con el objetivo de dar a conocer las diferencias que existen entre hombres y mujeres con respecto a su perfil de riesgo cardiovascular, los síntomas que sufren y el tratamiento que reciben, tras sufrir un Síndrome Coronario Agudo (SCA).
El informe es el resultado del análisis detallado de un total de 1.056 pacientes (de los cuales 307 eran mujeres) que sufrieron un infarto de miocardio entre enero y septiembre de 2017. La investigación ha contado con la ayuda de nueve hospitales españoles más, que cuentan con servicio de alerta de Hemodinámica 24 horas al día (para el tratamiento de los infartos más graves) y disponibilidad de Cirugía Cardiaca.
El documento tiene en cuenta 162 variables, que hacen referencia a la edad, sexo, factores de riesgo, así como a la forma en la que se presenta un infarto de miocardio, complicaciones desarrolladas durante el ingreso y tratamiento en el momento del alta.
En este sentido, el informe pone de manifiesto que existe una diferencia importante en el perfil de riesgo entre géneros. La diferencia media en la edad de los pacientes era de 7 años – 64 en hombres frente a 71 en mujeres -, con un perfil de riesgo cardiovascular también claramente diferente. La hipertensión arterial, la diabetes insulinodependiente, la dislipemia (colesterol) y la enfermedad renal eran más prevalentes entre las mujeres ingresadas por SCA, mientras que el tabaquismo, el consumo de alcohol, la enfermedad pulmonar y el antecedente de infarto de miocardio fue más frecuente entre los varones.
La investigación destaca, además, importantes diferencias en la forma en la que hombres y mujeres experimentan un infarto de miocardio. La molestia típica de infarto (dolor de pecho opresivo) lo presenta el 80% de los hombres frente al 75,5% de las mujeres. Además, ellas refieren más frecuentemente dolor de pecho que se extiende al brazo o cuello (57,3 vs 49,7%), así como dificultad para respirar (33,0 vs 19,4%) o palpitaciones (5,9 vs 2,0%).
El trabajo hace referencia asimismo a las pruebas e intervenciones a las que son sometidos los enfermos durante su ingreso hospitalario. En este sentido, al 94,4% del total de los pacientes se les practicó un cateterismo cardíaco que es el procedimiento diagnóstico estándar en el infarto de miocardio para conocer la anatomía coronaria y detectar la presencia de obstrucciones responsables del mismo. Las mujeres se sometieron menos frecuentemente a esta técnica (el 91,5% de las mujeres frente al 95,6% de los hombres), si bien la tasa global en ambos sexos superaba el 90%.
Otro hallazgo muy significativo fue el hecho de que la ausencia de obstrucciones visibles en el cateterismo, que pudiesen justificar el infarto, fue llamativamente más frecuente entre las mujeres (16,8 vs 8,1%), siendo esta situación clínica una condición con particular mal pronóstico.
Después del cateterismo diagnóstico, el 74% de todos los pacientes fueron tratados de manera mínimamente invasiva mediante el implante de stents que restablecen la circulación al resolver la obstrucción causante del infarto (procedimiento denominado intervencionismo coronario percutáneo –ICP-). No hubo diferencias en cuanto a la realización de ICP que constituye el tratamiento de elección del infarto, pero sí un menor uso de los stents más modernos –conocidos como stents farmacoactivos– en las mujeres (75,4% vs 67,8%).
Las complicaciones graves intrahospitalarias también fueron objeto de análisis. No se encontraron diferencias significativas en cuanto a la mortalidad intrahospitalaria por infarto de miocardio, aparición de ictus, trombosis del stent o sangrados graves. Sin embargo, dado que la tasa de complicaciones fue escasa (
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