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El Arzobispo de Toledo asegura que en el aborto hay "egoismo" pero también "desesperación" de las mujeres

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza / Imagen de archivo

Defiende la labor del Proyecto Mater de su Diócesis, que sirve para que las mujeres "sientan que son acompañadas" a la hora de criar a su hijo.

La Voz del Tajo / EP CLM | Miércoles 07 de marzo de 2018
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, ha expresado su opinión al respecto del aborto voluntario, tachándolo de egoísta por "negar lo más hondo del ser humano, su vocación a favor de la vida". En todo caso, ha avisado que también, detrás de la decisión de abortar, "puede haber desesperación en tantas mujeres que necesitan ser apoyadas, sentirse apoyadas y queridas para poder amar y acoger a su hijo".

En su escrito semanal, recogido por Europa Press, ha aprovechado para defender el Proyecto Mater que se desarrolla en su Diócesis desde hace más de dos años, un ámbito donde "chicas y mujeres adultas sientan que son aceptadas para poder sentir que son acompañadas, sea cual fuere su problema, para afrontar la vida que la mujer lleva en su seno".

Este proyecto, en palabras del arzobispo, nació con la vocación de "tener un ámbito donde estas mujeres puedan tener a su hijo sin estar sola, puedan ser acompañadas si acaso sufre el síndrome postaborto, y puedan educar con ayuda al niño nacido y salvado del aborto con una perspectiva de futuro para ese crecimiento de su bebé".

"Todo esto lleva, por supuesto, muchas personas que ayudan, recursos económicos y acompañamiento en ambiente familiar y fraterno. Es así de sencillo y de hermoso. No basta condenar a los que atentan contra la vida en todo su desarrollo, en tantos aspectos que no son solo el aborto; también tantos ataques a la vida que impide ver y desarrollar la belleza y la grandeza de una vida humana, sea infantes, niños, adolescentes, jóvenes o adultos, sobre todo los más mayores", añade el Rodríguez Plaza.

Según sus palabras, acoger a un hijo "se parece mucho a lo que Dios hace". "Por eso, la vida es siempre un don inexplicable. Somos amados y acogidos antes de hacer nada para merecerlo. Dios nos ama antes de que seamos, nos ama para que seamos. Esta experiencia religiosa es en la que nuestra sociedad es deficitaria", ha lamentado.

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