OPINIÓN

Más de lo mismo… y menos de lo necesario

Luis González

David Martínez | Miércoles 23 de abril de 2014
¡Qué les voy a decir yo que no vieran ustedes, el pasado lunes, día 7!

Seguramente que habrán adivinado que me estoy refiriendo al que fue tan esperado y cacareado “cara a cara” entre nuestros candidatos más representativos a “presidente del gobierno de España”. Queda un poco lejos, quizás, aquella emisión televisiva, pero aún permanecen, pienso yo al menos, mantenidos, eso sí ahora bajo las cenizas de los mítines multitudinarios, los rescoldos de la misma y por tanto aquellas brasas carbonizadas que deberán reavivarse a partir del próximo veinte de noviembre, que será cuando verdaderamente se volverá a encender toda la llama. Todo aquello que nos expusieron, (que no fue gran cosa, según la opinión de muchos ) el pasado lunes ambos candidatos, no tendrá ningún sentido, si no se pone en práctica a partir de ese día. Gane el que gane, aunque ya casi se tiene por muy claro quién va a ser, deberá poner en movimiento todo ese programa que intentaron discutir a lo largo de aquellos cien minutos que duró aquel “cara a cara”. Aunque lo de “cara a cara” lo dirían simplemente porque estaban sentados, si bien bastante alejados, el uno frente al otro, porque lo que es para exponer sus programas “cara a cara” como debería haber sido, creo que ninguno de los dos se lo expuso ni siquiera para si mismo. Lo que sí está muy claro, por otro lado, es que se dejaron (seguramente de mutuo acuerdo) en el tintero, algunos de los temas más acuciantes que afectan de una forma muy directa, tanto al sentir de los españoles en general, como debería afectar en sí, a la conciencia de los políticos, en particular. ¿Por qué no se habló nada de la “corrupción en la clase política”, de la desconfianza que han generado tanto la justicia como la clase política en los ciudadanos, de la politización de la justicia, de la responsabilidad penal de los dirigentes que no saben administrar bien los fondos públicos, de la supresión de los privilegios de los políticos una vez abandonados los cargos públicos (¿por qué no pueden entrar, por ejemplo, en el mismo régimen de cualquier trabajador dentro de una categoría, acorde a su trabajo, y esperar a cobrar por su trabajo, cuando les llegue su jubilación?), de la política que se ha seguido y se va a seguir con respecto a ETA y sus secuaces, de la legislación española en general para criminales, ladrones, atracadores … y de tantos y tantos otros temas que ustedes saben muy bien que se encuentran en la calle y que los políticos parecen no conocer?...

Seguro que son muchas las opiniones que hemos oído, respecto a ese debate, pero como son tan dispares, es difícil el hacerlas mucho caso. Por supuesto, las de cada uno de los dos partidos, es una perogrullada el escucharlas, porque es muy natural que cada uno proclame vencedor a su jefe de filas, pero aquellas que abiertamente conocemos que son más neutrales en política son las que únicamente debemos tener, creo yo, un poco en consideración y la verdad que no han sido muy clarificantes. Desde luego, lo mejor es que cada uno se rija por la suya propia y actúe en consecuencia.

De cualquier forma se acerca el momento de la verdad y el próximo domingo es cuando tendremos la oportunidad de decidir quién es el que más nos interesa para regir los destinos de nuestra nación. Quién va a ser el que mejor va a saber administrar nuestros impuestos y el que mejor va a defender todo aquello que se nos debe respetar en un estado de derecho.

Aquel que no se va a doblegar ante las amenazas de nadie ni el chantaje de los independentismos. Aquel que nos va a proporcionar más cobertura social porque sabe generar el clima idóneo para que se creen más puestos de trabajo, y así se puedan mantener esos ingresos que sostienen el bienestar social por tiempo más indefinido. Aquel que sabe ceñirse mejor a la realidad y conoce hasta dónde se puede llegar. (De nada me sirve que me prometan, de pico, mucha cobertura, sin fondos que la sepan mantener. No vale lo de… “pan para hoy y hambre para mañana”. Es preferible que me enseñen a… “cómo me puedo ganar yo el pan, antes que me lo den en la mano”). Aquel que va a defender mejor los intereses de España ante la comunidad internacional… En definitiva, aquel que yo entienda que me va a dar “más de lo necesario… y menos de lo mismo”.

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