'Bienvenida, Doña Marta', lo último de El Candil, encandila en el Victoria

No soy asidua al teatro, que me encanta, por cuestiones de logística personal -ya saben los abuelos de hoy en día, la custodia de los nietos- y el viernes pasado me acicalé convenientemente, pese al trancazo de gripe que nos está asolando a muchos, para acudir al Victoria a ver teatro del bueno, el aficionado. El reclamo, o la justificación, ver el debut del hijo de un buen amigo de la familia: Luis Retana, y de paso rememorar la parodia a la obra maestra de nuestro cine ‘Bienvenido, Mister Marshall’ de Berlanga, a la que Moisés de las Heras ha adaptado a los tiempos actuales bajo el título de “Bienvenida, Doña Marta” de manera genial.

Con el patio de butacas completo, y algunos de los palcos, fue un privilegio cumplir con el eslogan “los viernes se aficionan al teatro”. Cada acto, comenzando con el inicio de un sorprendente Fermín –Luis Retana– que emerge en el escenario desde el mismísimo patio de butacas, es una delicia de textos y una extraordinaria interpretación de todos y cada uno de los cinco intérpretes de la obra de Moisés. Espléndidos todos (Autor, actores, voces en off, iluminación, vestuario, puesta en escena...), la obra recoge una ácida crítica al sistema actual que han implantado en esta sociedad nuestros políticos al uso, desde la izquierda más radical a la derecha más rancia.

Y como el propio autor de los sainetes expone en su carta de presentación, “Una buena excusa para meternos como el diablo cojuelo en las casas y ver cómo se vive en cada una. Aprovechamos para la crítica: un empresario explotador, un podemita contradictorio, un juzgado, un deshaucio, unos artistas y, por supuesto, la famosa canción y el discurso del balcón. ¡Vecinos de Villar del Río, como alcalde vuestro que soy...!”.

Fue genial y los dos minutos largos de aplausos tras la bajada del telón, más que justificados para todos ellos. El elenco, con Luis Retana, Pepa Martín, Emilia Torrescusa, Rosa Fernández y un Moisés que, además de la interpretación, asumió dirección, sonido en directo, canciones incluidas, y la puesta en escena.

Un viernes para recordar y, para seguir enamorada del teatro. ¡Muchas gracias Candil!

Por cierto, eché en falta a nuestra clase política, la misma que en otras ocasiones se pega codazos y pone zancadillas para ocupar asientos en primera fila y después salir en la foto. No aprecié a ninguno. ¿Sería casualidad –ellos que tienen acceso por invitación– o una agenda demasiado ocupada? No, seguro que se olían de qué iba la cosa. Y por si sirve... la obra va para premio si el grupo decide optar a certámenes, desde aquí nuestro apoyo y ánimo a intentarlo.


Autora: Lola Pozo Carrillo