Ni la lluvia puede con la magia de los Reyes Magos. A pesar de la climatología, Melchor, Gaspar y Baltasar no fallaron a su cita en el la localidad de Cazalegas (Toledo), en un día lluvioso, para que los más pequeños pudieran saludarles y transmitirles sus últimos deseos antes de la gran noche.
Sus Majestades de Oriente, junto a sus respectivos pajes, llegaron a Cazalegas en un "seiscientos" para después desfilar y repartir ilusión a los más pequeños de la casa, y a los no tan pequeños.
El desfile es el preludio de esta noche mágica, que pondrá el broche a esta tradición. A Sus Majestades les toca visitar la casa de los pequeños para cumplir los sueños de los que se han portado bien y dejar carbón, a los que se han pasado de traviesos.
¡Ya vienen!