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Óscar Bermúdez Rodríguez, cómo crear una marca de éxito desde el empeño personal, Montepicaza

David Martínez | Domingo 24 de diciembre de 2017
Desde el año 2002 más de sesenta famosos visten sus prendas. Perodistas como José Angel de la Casa o Carlos Herrera, toreros como El Juli o Canales Rivera, Rafi Camino, Luis Miguel Encabo, ex futbolistas como “Pirri”, Santillana, “Schuster”, rejoneadores como Sergio Galán, Antonio Domecq o Leonardo Hernández; jugadores de baloncesto como Fernando Romay o humoristas como Los Morancos.

Sin ninguna vinculación familiar ni profesional con el sector textil, Óscar Bermúdez inició su carrera profesional en el año 1999 en Talavera de la Reina. Si bien su padre se ha dedicado toda la vida al sector de la automoción, con la edad de 27 años a Óscar le invade la necesidad de crear algo por su cuenta. Y en concreto, debido a su gusto por la moda pero vinculada al ámbito de las cacerías, comienza a darle vueltas sobre su proyecto empresarial. Aficionado a este deporte, se da cuenta que hay un espacio que podría ocupar en el sector textil. Prendas elegantes, masculinas, inspirándose en las prendas que utilizan los cazadores, pero con un toque cosmopolita y contemporáneo.

Mientras piensa cómo puede desarrollar un plan de negocio muy particular, fija su mirada en una pieza que cobró su padre hace unos años. Se trata de la cabeza de un ciervo espectacular, en cuya inscripción se lee “Finca Picaza”. Le atrae la palabra “picaza” y sobre ella comienza a dibujar en un papel unos bocetos que le generen un nombre comercial. Tras muchas vueltas y dibujos, escribe “Montepicaza”. Y así, sin más trayectoria empresarial, con unos pequeños ahorros y una marca que aún no tiene prendas, abre su agenda de contactos para saber quién podría fabricarle camisas. En breve consigue hablar con empresas de su ciudad, Talavera de la Reina, que se dedican a la fabricación de prendas textiles. Huelga decir que no tiene ninguna experiencia en el sector. Ni en patronaje, ni la cantidad de tela que se utiliza para hacer una camisa. Nada. Pero tiene ilusión, una marca y pocos ahorros.

Los primeros proveedores creen en él y le indican las reglas básicas que necesitan para conseguir su objetivo. Prestando atención y siempre con su criterio de moda, selecciona las telas de su primera colección. En la etiqueta interior ya aparece “Montepicaza”. Y una vez producidas las vende a sus amigos y conocidos.

Lo hace de manera directa en una pequeña tienda de 21 metros cuadrados en la calle Tercios del Alcázar de Talavera de la Reina. Pero también las vende a los participantes en las cacerías. El éxito es total. Lejos de pensar que le compran su primera colección de camisas por mero compromiso, la realidad es que comienzan a hacerle pedidos.

En su primer año de producción fabrica 200 camisas que venden con celeridad. Con 29 años y una ilusión desbordante visita a más proveedores que se dedican a la fabricación de productos textiles. Para ello se dirige a las localidades de Sonseca, Ventas con Peña Aguilera y Fuensalida. Y también en Madrid.

Su método de trabajo se mantiene: se presenta ante el empresario, le cuenta su idea y a partir de ahí selecciona telas, colores, botones, cremalleras… Un año después de la puesta en marcha de Montepicaza, la producción de camisas alcanza las 2.000 unidades. Todas vendidas. Su estrategia de marketing se ha basado en el boca a boca, nada mejor para alcanzar la confianza de los consumidores.

Pero Óscar sabe que puede alcanzar objetivos aún mayores. Para consolidar la marca es consciente de la necesidad de grabar su el anagrama de Montepicaza en un lugar visible de la prenda. Y a pesar de ser una propuesta costosa, logra hacerlo e incluirla en su nuevo y ambicioso catálogo con nuevos productos: jerseys, zapatos, bufandas. Y por supuesto la Teba. A esta prenda le dio nombre el Conde de Teba, que solía utilizarlas en las cacerías. Por sus características permite la práctica de la caza y no menosprecia en absoluto el estilo masculino.

También conocida en Andalucía como la tiradora , Óscar decide que esta prenda debe convertirse en el producto estrella de su segundo catálogo. Con la mirada perpleja de sus proveedores, el resultado de nuevo es magnífico. Pero necesita un salto que le permite ganarse la confianza de determinados perfiles sociales. En el año 2002 consigue hacerse un hueco en la Feria de la Caza de Madrid. Apenas con diez metros de exposición y cuatro percheros, consigue la mirada de los visitantes y vende todas las prendas. La teba, su producto estrella, es la más vendida junto con sus camisas.

Tras un fin de semana extraordinario de ventas y repercusión de marca en Madrid, no duda en llamar a Sevilla para que le hagan un hueco en la feria más importante del caballo. Se trata de Sicab (Salón Internacional del Caballo de Pura Raza Española). No le resultó fácil disponer de un pequeño espacio, pero con tesón lo consiguió. Y gracias a ello no sólo vendió todas las prendas que pudo llegar en su propia furgoneta, sino que se hizo con una extensa agenda de contactos. Contactos de famosos. Deportistas, aficionados a la equitación, al polo y toreros. Es aquí donde piensa en su segundo plan de marketing: si el producto es bueno y tiene gran acogida en el público al que se dirige, ¿por qué no regalar prendas a los famosos? La aceptación es magnífica. Desde el año 2002 más de sesenta famosos visten sus prendas.

Toreros como El Juli, ex futbolistas como “Pirri”, “Santillana”, “Schuster”, rejoneadores como Sergio Galán, Antonio Domeq o Leonardo Hernández. O jugadores de baloncesto como Fernando Romay. Y periodistas como José Ángel de la Casa o Matías Prats. A todos ellos les regala las prendas que aparecen en espacios prime time en las televisiones.

Su segundo plan de marketing es un éxito y la marca no sólo se consolida sino que se convierte en una referencia. Desde el año 2002 hasta el actual, el crecimiento es sólido y continuo. Con tres tiendas propias (Talavera de la Reina, Centro Comercial Madrid Moda Shopping y Príncipe de Vergara), también tiene un sistema de franquicias. 30 franquicias por todas las comunidades autónomas y venta de productos por todo el país en tiendas multimarca. Y ya produce moda masculina y femenina.

Además en el año 2016 abre su primera tienda en el barrio de Greenwich en New York. Una zona exclusiva donde se juega al polo. De manera que se ha convertido en un espacio de moda de referencia en la zona. Porque a través del deporte del ‘Polo’ ha logrado introducirse una vez más en un ámbito social que consume en gran medida Montepicaza. Gracias a patrocinios en el Club de Polo de Sotogrande, la marca ha logrado alcanzar la confianza de miles de asistentes. Los resultados son tan buenos que en 2016 impulsa el crecimiento de Montepicaza con dos nuevas marcas. En su estrategia de expansión compra los derechos de la marca “Seicento” a unos jóvenes de Jerez de la Frontera. Y también da vida a otra marca propia: Mar de Polo. En sus primeros meses en el mercado la acogida es buena, con un nivel de ventas que le invita a pensar que sin duda alcanzará la confianza mayoritaria de los consumidores.

Los dos próximos proyectos pasan por la apertura en México y Singapur si las circunstancias lo permiten. Así es la historia de Montepicaza. O más de Óscar Bermúdez.

Una historia de la que forman parte 17 trabajadores, fieles a su estilo y proyecto empresarial. De entre ellos destaca sus fieles compañeros de viaje empresarial y de vida: su hermano Carlos y el inseparable Miguel. Sin ellos, Montepicaza no sería lo que es.

Todos estos datos reflejan la personalidad de Oscar Bermúdez, una persona seria, constante, trabajadora y muy generosa cuyo mayor deseo es “que todos los logros que pueda conseguir con Montepicaza o con cualquier otra empresa sean un ejemplo para mis hijos Martina y Beltrán a quienes dedico, sin ninguna duda, el éxito empresarial y la distinción con que ha premiado FEDETO esa trayectoria, sin olvidar a mi familia, a quienes debo, también, el poder haber llegado a estas cotas”.

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