No hay nada que pueda sustituir el agua. Ese líquido transparente es el verdadero oro de nuestra sociedad y a pesar de ser limitado, seguimos viviendo como si la Península Ibérica fuera rica en agua, y no es así. A pesar de que España cuenta con el mayor número de embalses por superficie y población del mundo –en términos generales, España ocupa el quinto lugar por detrás de China, Estados Unidos, India y Japón-, el nivel de reserva hídrica se encuentra muy por debajo del volumen de agua acumulada por estas fechas el año pasado.
Los embalses españoles se encuentran al 37,22% de su capacidad, aunque la situación en Castilla-La Mancha, concretamente en los embalses de Entrepeñas y Buendía, no llegan al 10 por ciento. Una cifra alarmante que conlleva la necesidad de tomar medidas de urgencias para que este problema no se agrave.
LA SEQUÍA
Que el agua es uno de los elementos para la vida más importantes e imprescindibles del planeta, es algo que todos sabemos, pero, pese a saberlo, ¿hacemos un uso responsable del agua? ¿Tenemos en cuenta su escasez y lo importante que es mantener las reservas acuíferas y no contaminar el agua? La alarmante ausencia de precipitaciones, los efectos del cambio climático y la deficiente gestión del agua -un ejemplo claro son los trasvases sufridos por la cuenca del Tajo hacia Levante- han disparado la alarma por la sequía. Todas las cuencas se están viendo afectadas por la falta de lluvias.
El deber del Gobierno es articular un pacto nacional que aborde esta cuestión no sólo como un problema sectorial sino como un reto de Estado. Basta recordar que, más del 72% de la superficie española está en situación de estrés hídrico severo.
GESTIÓN DEL AGUA
Por ello es imprescindible satisfacerlas, recurriendo a soluciones tecnológicas -desaladoras- para satisfacer las necesidades hídricas tanto de Levante como de la cabecera del Tajo, que agoniza día tras día. Es necesario la reutilización, pero no sólo de las aguas residuales urbanas depuradas, sino también de las aguas de escorrentía superficial y agua de lluvia, que permiten una reutilización fácil y con unos costes muy bajos.
El agua sigue siendo un asunto central para la sociedad castellano-manchega, por los problemas de escasez , ya sea por la sequía, los sangrantes trasvases del Tajo al Segura o por la contaminación que sufre el mismo río Tajo a su paso por la provincia de Toledo. La gestión integrada de los recursos hídricos ha de ser sostenible y permitir la máxima seguridad en el abastecimiento de agua y el máximo beneficio para el ser humano.
Uno de los efectos que más alarma crea la sequía es la falta de agua para abastecimiento de poblaciones como ya están sufriendo poblaciones de nuestra región y que si la situación no cambia se extenderá a otros municipios. Por eso hay que tener claro que este líquido elemento es recurso finito y valioso.
RECURSO FINITO
Nuestro planeta es rico en agua, tres cuartas partes de su superficie están cubiertas por ella, pero la mayoría de los seres vivos, incluidas las personas, necesitamos agua dulce y ésta es más escasa. El agua dulce representa un porcentaje muy bajo, sólo el uno por ciento del agua de nuestro planeta, el resto es salada (96%) o está congelada (3%). Si el hombre continúa contaminándola, destruyendo las cuencas y los bosques, la cantidad de agua dulce disponible va a disminuir.
CONSUMO DESMESURADO
Otro dato alarmante es el gasto de agua por persona, una cifra exageradamente desmesurada que demuestra la poca o nula conciencia que se tiene de la escasez y la limitación de este líquido primordial para la vida. A pesar de que podemos vivir con sólo 5 litros o menos de agua al día, generalmente necesitamos unos 50 litros o más para mantenernos saludables, satisfacer las necesidades personales y del hogar. Pero esta cifra se multiplica en los países desarrollados donde una persona consume diariamente un promedio de 400 a 500 litros, una cantidad exagerada y calificada como un lujo que resulta caro e innecesario. El agua no sólo es importante para la vida silvestre y el consumo doméstico. La industria, agricultura, producción de energía y otras muchas actividades necesitan este líquido, pero como todo recurso hay que usarlo de una forma controlada.